Las crisis ameritan reflexiones

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Escrito por:

Saúl Herrera Henríquez

Saúl Herrera Henríquez

Columna: Opinión

e-mail: saulherrera.h@gmail.com



Nuevos virus, mutaciones, enfermedades y otros desordenes en la naturaleza en ámbitos donde no existían, es el resultado de mayores temperaturas, pérdida de los ecosistemas, comercio de vida silvestre para fines estúpidos, como es su uso doméstico, amén de la transformación del uso de la tierra para expandir la frontera agrícola y el asentamiento de ciudades, permitiendo que los humanos entren en contacto con especies a las que antes no tenía acceso y con reservorios naturales de patógenos como al que enfrentamos, lo que posibilita que pasen las enfermedades de los animales al hombre.

Documentado está que el cambio climático modifica la distribución de organismos que transmiten enfermedades, al alterar humedad, sequía, vegetación. De ahí que esto que vivimos nos sirva de lección sobre la importancia de la tierra, debiendo estar más articulados con todos y cada uno de los organismos que habitan la tierra y los elementos que la conforman, debiendo ser integrales las estrategias que se adelanten para enfrentar la crisis, tales como atender los retos de salud, eficiencia energética, superación de la pobreza, seguridad alimentaria, conservación de ecosistemas, entre otros; de ahí que gran y grave problema con el cambio climático sea que en muchos países no entiendan que no es solo un problema de medio ambiente, sino que atenta contra la posibilidad de alcanzar y mantener niveles de bienestar en la población.

Imperativo será entonces mayor atención para los compromisos ambientales debido a la crisis sanitaria que nos afecta y frente a catástrofes como la que estamos viviendo, teniendo los gobiernos que disponer de recursos no presupuestados para atender sus consecuencias. Tenemos como población que aumentar la conciencia ambiental, darnos cuenta de lo que hay afuera y los efectos que tenemos en el medio ambiente. A la vista muchas consecuencias tras el confinamiento y la para en la producción: bajos niveles de contaminación del aire, más aves en el cielo, ríos claros llenos de peces, ente otros beneficios.

Es tomarnos en serio el cambio climático. No somos invencibles y no todo lo puede solucionar la ciencia, imponiéndose cambiar hábitos de consumo. Hay límites y el planeta los impone. Uno de ellos es acudir al teletrabajo, con impactos positivos en la disminución de gases de efecto invernadero. Esta crisis debe generar oportunidades para cambios culturales acelerados que determinen acciones que faciliten la meta de detener el aumento de la temperatura global de la tierra; impulso que debe aprovecharse para atender la biodiversidad, ser conscientes de la lección mayúscula que nos está dando el Covid-19, en cuanto a que tierra ya no hacen más y mudarnos de la que tenemos no es posible.

Hay que hacer todos los esfuerzos que posibles sean. No seguir con la degradación ambiental. Por ejemplo, degradar humedales y deforestar es liberar carbono a la atmósfera, pues el bosque es un reservorio donde se conservan los gases de efecto invernaderos. Como departamento y ejemplo de la responsabilidad que debemos tener, además de todo lo que vaya en beneficio planetario, sumarnos a la lucha contra el cambio climático, velar por una movilidad responsable y otras prácticas que menoscaban aceleradamente el único mundo que en realidad tenemos.