Mantener la calma

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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



Del cielo al infierno y viceversa en cuestión de horas, es la nueva realidad de los mercados bursátiles del mundo.
Una montaña rusa que pareciera no tener fin. La buena noticia es que en algún momento esta incertidumbre cesará. La mala noticia es que no sabemos cuándo ni cuál será el balance final en las economías del mundo. La causa de esta situación como todos lo sabemos es el coronavirus, o para ser más exactos, el pánico desatado por el virus.

Se supone que los mercados son racionales y mucho más los mercados bursátiles. Las grandes bolsas bursátiles del mundo en teoría funcionan mayormente con base en información perfecta o semi-perfecta; es decir, que las transacciones reflejan el consenso justificado sobre el futuro de la economía con base en el estado actual. Las transacciones bursátiles siempre miran a futuro.

La variabilidad o volatilidad del mercado hoy se debe a la falta de certidumbre o predictibilidad. Los mercados odian la falta de predictibilidad. Hoy el mercado ha dejado de lado las consideraciones racionales y dado paso a decisiones irracionales porque si se dejara de lado el pánico generado por el virus, la economía mundial está todavía saludable. Nada en el estado actual de las economías del mundo, justifica lo que está sucediendo en los mercados. Máxime si se tiene una visión de largo plazo y no una de corto plazo y especulativa.

Por ejemplo, los fundamentos de la economía estadounidense siguen siendo sólidos. La semana pasada se anunció que la economía creo 273.000 nuevas plazas de trabajo, llevando nuevamente la tasa de desempleo a su mínimo histórico de los últimos 50 años, o 3.5%.

Aunque el virus ciertamente debe preocuparnos y se deben tomar medidas coordinadas globales, también es cierto que es un tema temporal que no debería estar impactando ni las bolsas ni las economías de la forma que lo está haciendo.

Desafortunadamente, muchos de los jugadores de las bolsas son especuladores o inversionistas que carecen de sofisticación o educación financiera para tomar decisiones racionales. No toman decisiones con base en información e indicadores sino con base en titulares de prensa o fake news o lo que leen en las redes sociales. Comprar o vender acciones está a un clic de distancia. El contagio del pánico entre estos inversionistas especuladores y desinformados es lo que ha causado la irracional volatilidad actual.

La experiencia humana nos enseña que el pánico, o miedo irracional, es mal consejero y tiene el poder de convertir en realidad lo que era una posibilidad lejana. En últimas, el daño es causado por el pánico y no por lo que le dio lugar.

El pánico actual está impactando la vida diaria. Las tiendas están quedando vacías porque la gente está llenando sus despensas. La gente sana lleva máscaras en las calles, a pesar de que los especialistas han dicho que no sirven para las personas sanas y que de hecho podrían ser contraproducentes para quienes las portan. No obstante, esto ha llevado a la escasez de máscaras para que aquellos que si las necesitan.

El problema real no es el virus sino el pánico. Es hora de hacer un llamado a la calma y a la racionalidad. Actuemos responsablemente en lo que al manejo y control del virus se refiere; asimismo, actuemos responsablemente en la vida diaria y en las decisiones financieras que tomemos. De esta podemos salir con daños menores, si logramos controlar el miedo.