Justicia de propia mano

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Escrito por:

Melchor Tirado Torres

Melchor Tirado Torres

Columna: Derecho Penal

e-mail: melchortiradot@gmail.com


Cuando las vías normativas  y justas establecidas como  reglas de derecho en un estado no funcionan como medio de seguridad  - obligada  y  natural -  afloran “las vías de hecho , saliendo y atacando en muchos casos el animal interior domado  o reprimido” , y  en  casos “con  supuestas  o reales impresiones de barbarie” , así funciona nuestra  masa social cuando se siente desprotegida  y por lo tanto debemos de “ajustar o corregir  lo que  en la percepción del colectivo ciudadano  y en la realidad operativa no está funcionando bien”.

Y la pregunta obligada seria ¿ y qué hacemos entonces?, con la respuesta siguiente: Revisar en el cómo se está aplicando la justicia en nuestro medio, y aquí debo reconocer una serie de falencias que de corregirse  considero  se obtendría una mejoría o una solución  al problema,  los humanos somos una especie animal, y nos llamamos racionales, pero en fin  somos animales a  los cuales  se le pretende regular  su comportamiento  “mediante  un grupo de  reglas y normas dinámicas creadas  ya en el pasado por  el gran conglomerado social”,  pero que  como reglas  como tal,  son accesorias al comportamiento humano, quiere esto decir,   que  el hombre como creación  no trae en su subconsciente incorporadas estas  reglas per se,   sino que las encuentra ya establecidas  persiguiendo al seguirlas una armonía social, sin embargo para conseguir  el objetivo deseado  aparte de las reglas  de derecho establecidas  se requieren  otros ingredientes sociales a saber:   de un  aparato judicial  justo  y adecuado a las  necesidades sociales, un aparato social  al cual se le crea  y que en la práctica  si funcione  -  lo cual en mi pensar no está ocurriendo-, unos procesos agiles que  atenúen o eliminen la percepción  de impunidad que tiene nuestra sociedad  y que  obliga  a sus  integrantes a recurrir como medio de desesperación a las acciones de hecho, las cuales  yo en un principio no podría cuestionar; al  hacer justicia de propia mano estamos  dando ruptura  al contrato social  democrático, contrato que otorga al Estado el monopolio de la fuerza asegurando el tránsito  del estado de naturaleza al estado de  protección  de la comunidad política, ya en el siglo XVII  Thomas Hobbes  describió  el estado de naturaleza  “el hombre es un lobo para el hombre: (…) los hombres viven sin otra seguridad que sus propias fuerzas y su propio ingenio debe proveerlos de lo necesario (…) Y lo peor de todo, hay un constante miedo y un constante peligro de perecer por muerte violenta”. La aprobación ciudadana de la justicia por mano propia puede explicarse por las siguientes razones: a).  Anomia.

 Estado de desorganización social o aislamiento del individuo como consecuencia de la falta o la incongruencia de las normas sociales mutando a los medios ilícitos, b) Estimulo de la violencia a través de los medios de comunicación. Especialmente los programas de noticias, contribuye a estimular el fenómeno de la violencia y a percibir el entorno de manera que motiva a algunos a tomar la justicia por sus propias manos”, c) Armamentismo ciudadano. 

El porte masivo de armas, autorizado o no, le está dando al ciudadano la potestad de ejercer justicia por mano propia, d). Alta percepción de inseguridad, o, en algunos casos, aumento real de la inseguridad e).

Deficiencias del sistema de justicia. Muchas personas no confían en el sistema de justicia del Estado debido a la falta de incentivos a la denuncia ciudadana, la lentitud en los procesos, el exceso de trámites, el mal servicio a la ciudadanía, y la impunidad percibida o efectiva en relación con casi todos los delitos tratados en nuestro “sistema penal oral hoy mal llamado   aplazatorio”. En todos hay fallas del Estado como delegado de la garantía social.



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