La Consulta Anti-Corrupción: ¿más politiquera coyuntural que solución real?

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El Pájaro de Perogrullo

El Pájaro de Perogrullo

Columna: Opinión

e-mail: jplievano@outlook.com



Preocupan en estos tiempos de polarización electoral las consultas populares. Ellas, en la superficie, tienen buenas intenciones, pero pueden no ser necesarias y, en el manejo del Estado, pueden generar camisas de fuerza futuras. El Senado votó positivamente llevar a cabo una consulta “anticorrupción”.

Algunos opinan que, en caso de aprobación, se generará un cambio sin precedentes de las costumbres políticas. Otros opinan que la consulta es costosa e innecesaria, pues la mayoría de las preguntas ya tienen su desarrollo legal. La polémica está abierta.

Es una lástima que dicha polémica se dé en estos últimos días de campaña presidencial, donde los ánimos pueden estar caldeados, pues, por el contrario se requiere ponderación, análisis y discernimiento. De hecho, si miramos las preguntas globalmente y sin mayor estudio, nadie estaría en desacuerdo en participar y votar sí en todas ellas. No obstante, existen algunas preguntas que francamente no tienen sentido y que deberían ser abordadas con otras modificaciones legales y constitucionales.

En primer lugar, se pretende rebajarles el sueldo a los congresistas y a otros funcionarios del Estado. La idea es que nadie gane más de 25 salarios mínimos mensuales. Siendo pragmáticos, el Estado debería tener una escala salarial acorde, no sólo con lo que se pague en otras latitudes, sino también conforme al mercado, para que los buenos elementos sean atraídos al servicio público.

Pretender que buenos profesionales prefieran el servicio público, cuando la empresa privada remunera mejor, es simplemente irracional. Igualmente, la remuneración debería estar acorde con el nivel de responsabilidad. ¿Por qué el Alcalde de Bogotá debería tener una remuneración de 25 salarios cuando una compañía privada, que incluso maneja presupuestos menores, remunera mejor a su gerente? Por eso hay que reflexionar.

Se deben hacer cambios, por ejemplo, para establecer las listas cerradas para las corporaciones públicas, la circunscripción departamental para el senado, la circunscripción regional para la cámara y la asamblea, la financiación de las campañas, etc.

La rebaja del salario no es un factor que ayude a frenar la corrupción, sino que va a influir en la calidad de profesionales que estarían en la administración pública. Respecto a la pregunta donde se pretende limitar a tres períodos a una persona como miembro de una corporación, en principio suena bien.

No obstante, el problema no es si un político está uno, dos, tres o cuatro períodos, sino su trabajo. Por ello, son los electores quienes deberían votar o no votar por alguien por su afinidad y su trabajo.

Respecto al manejo del presupuesto desglosado y la participación ciudadana, esto suena más a una coadministración de los recursos públicos, donde el mandatario, que además fue elegido con un plan de gobierno que socializó en su campaña, tendría que socializar y probablemente buscar la aprobación de todos los gastos y programas durante el ejercicio del mandato.

Si se trata solamente de información y una rendición de cuentas trasparente, la pregunta es adecuada. Si es lo primero, tendríamos problemas y administraciones paralizadas por la comunidad, específicamente por la parte de la comunidad que no votó por ese mandatario. 

Respecto a las otras preguntas que pretenden cárcel real para los corruptos, terminación unilateral de contratos, contratación trasparente, rendición de cuentas, revelación de intereses y publicación de bienes e ingresos y extinción de dominio, algunas ya son parte de la legislación y otras deberían ser incorporadas a la misma, haya o no consulta anticorrupción.

Por ello, aun cuando en principio estoy de acuerdo con el mensaje político, la aprobación de las preguntas no es necesaria o generaría camisas de fuerza futuras, lo cual implica que la consulta es más un tema politiquero coyuntural y no una solución real.