El nuevo normal de la economía mundial

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Escrito por:

Andrés Londoño Botero

Andrés Londoño Botero

Columna: Bitácora del primer y cuarto cuadrante

e-mail: a.londono134@uniandes.edu.co



Decía Friedrich Hayek (economista, 1889-1992) que los problemas económicos sólo surgen cuando hay un cambio. La economía mundial se está transformando y poco se ha hablado del nuevo “normal”. Las nuevas tecnologías están en el centro de la transformación, y abogan por estructuras descentralizadas que eventualmente menguarán la importancia del Estado en la economía.

Antes de la crisis de 2009 ya existían iniciativas parecidas al bitcoin. De hecho, el documento que explica el funcionamiento de la criptomoneda cita a todos menos una, el Bit Gold.  El descontento con los bancos tradicionales fue el detonante para que las monedas virtuales tomaran fuerza, generando un cambio trascendental en el orden económico. Había surgido un método de intercambio totalmente descentralizado y cuyo creador nadie conoce.

También decía Hayek que se creía, equivocadamente, que los cambios se han convertido menos importantes, y por ende la política económica debe pasar a un segundo plano. La mayoría de economistas se empeñan en explicar lo que está sucediendo con los mismos modelos de siempre. Esta actitud puede dar luces sobre por qué siguen los economistas escépticos ante los cambios en política económica de Estados Unidos. De hecho, los mercados bursátiles cayeron cuando llegaban buenas noticias sobre desempleo e incremento de salarios.

Los cambios en los sistemas de producción por los que estamos atravesando exigen desregulación y recortes en los costos de producción. El papel del planificador central, que tanto la teoría keynesiana como la neoliberal contemplan, se va a dilucidar, el rol de la banca central está en entredicho. La baja de impuestos y regulaciones en Estados Unidos ha llevado a una tasa de desempleo muy baja, sólo del 4,1% que se podría argumentar es casi todo desempleo friccional. Además, por primera vez desde la crisis, los datos muestran que los salarios empiezan a crecer por encima de la inflación. También, las empresas han anunciado aumentos en su inversión.

Estas reformas deben ir acompañadas por un importante recorte fiscal. Ya se discuten propuestas que disminuirán los gastos sociales, en funcionamiento y cooperación. A la vez, va a haber un incremento en inversión que podrá impulsar aún más el crecimiento económico.

Si el resto de países, en especial los que están en vía de desarrollo, no adoptan medidas similares van a experimentar una fuerte disminución en la inversión extranjera. Las naciones que están por desarrollarse deben desistir en defender modelos tradicionales, como promover la industria manufacturera mediante salarios bajos. Cada vez los procesos de producción y las labores repetitivas van a ser realizadas por robots. Luego las grandes fábricas van a tender a relocalizarse en países con bajos costos logísticos, impuestos y que tengan mano de obra calificada para mejorar las máquinas.

Hoy más que nunca la política económica es fundamental. Colombia está lejos de adaptarse al nuevo normal. Para reducir impuestos hay que reducir el tamaño del Estado donde éste no es necesario. No podemos seguir llamando austeridad fiscal a los recortes en el presupuesto de inversión e incrementos en el de gasto de funcionamiento. Tampoco se puede seguir promoviendo el discurso de modernidad haciendo ilegales las nuevas plataformas y teniendo altos costos para la creación y sostenimiento de empresas.

Ya Fitch Ratings alertó sobre la imposibilidad de cumplir la regla fiscal el próximo año. La reforma al fiscal debe pasar por una enmienda constitucional que flexibilice el fisco, y un ajuste importante del gasto en funcionamiento y subsidios. De lo contrario, será muy difícil adaptarnos al nuevo panorama económico y adelantar reformas que le faciliten la vida a los empresarios y generen estructuras de producción más flexibles.