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El Pájaro de Perogrullo

El Pájaro de Perogrullo

Columna: Opinión

e-mail: jplievano@outlook.com



Mario Muñoz Uribe nació en Colombia hace 45 años. Hace más de 19 años se desempeña como escolta. Es bachiller y técnico en criminalística.

Es de mediana estatura, tiene corte de pelo prolijo militar, es sencillo pero claro en su hablar y tiene convicciones firmes de ayuda al prójimo y de solidaridad social. Es un colombiano como muchos, que trabaja y quiere un país seguro y en paz. Tal vez fue por ello, y además por su espíritu Santandereano, claro en sus cosas y en su actuar que, al ver que estaban robando a una mujer, se bajó del vehículo de la UNP y le prestó ayuda ante el inminente peligro.

Uno de los asaltantes, frente al grito de “alto ahí, UNP”, en lugar de salir huyendo, se le enfrentó. Se bajó del vehículo de la víctima con una navaja militar en mano (cuchillo mediano plegable). Mario, con su arma de dotación, que había desenfundado al entender que era una situación de vida o muerte, realizó un disparo al piso. El asaltante, con la adrenalina del momento, se le arrojó encima, por lo que Mario, en uso del derecho a la legítima defensa en interés propio y de terceros, al ver amenazada su vida y la de la mujer, disparó. El ladrón se hizo a un lado y cayó al piso moribundo. Un segundo asaltante, con un revolver en mano, salió del vehículo. Se cubrió detrás del mismo, apuntándole. Mario hizo lo propio. En el calor del momento, y teniendo su vida amenazada, Mario vio una oportunidad y disparó. Aparentemente lo hirió en una pierna. No se sabe.

El asaltante, al verse enfrentado, emprendió la huida. Dicen que llegó a una estación de Transmilenio cercana y que lo vieron con arma en mano. Mario se vio increpado verbalmente por tres personas más, los campaneros y parte de la organización delictiva. Acto seguido, Mario abandonó el sitio con destino al CAI más cercano donde entregó su arma y contó  los hechos. Días después, la Fiscalía, en ejercicio de sus facultades legales, al ser el ente acusador del Estado, resolvió llamarlo a una entrevista. La diligencia, indicaba la Fiscalía, no era más que para rendir su versión, para que pudiera ser incluida en el expediente.

La Fiscalía había indicado, con anterioridad a la diligencia, que la misma era un asunto de trámite, pues se preveía el archivo del expediente y la investigación dada cuenta a la existencia de una causal de ausencia de responsabilidad (legítima defensa). A la fecha, se desconoce la decisión de la Fiscalía respecto al archivo o preclusión (ante un juez) del expediente y la investigación. No obstante, desde el punto de vista de la comunidad, la ausencia de un pronunciamiento claro y contundente de la Fiscalía genera una incertidumbre social. La solidaridad y ayuda al prójimo en una sociedad son el alma de la misma. Si los ciudadanos piensan que los van a enjuiciar o judicializar por la ayuda que presten a sus pares, la conducta social de solidaridad y ayuda se perdería. Mario Muñoz Uribe es, por lo tanto, toda la comunidad. Defender a Mario Muñoz Uribe es defendernos a todos. Es defender el alma misma de una sociedad en la cual los individuos se deben entre sí el deber de solidaridad y ayuda. Esperamos por lo tanto que la Fiscalía, de manera pronta, tome la decisión de archivar o solicitar la preclusión del caso, pues, de no ser así, el mensaje al colectivo social sería que es mejor no colaborar ante robos y asaltos cometidos a terceros.