A Rusia 2018

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El Pájaro de Perogrullo

El Pájaro de Perogrullo

Columna: Opinión

e-mail: jplievano@outlook.com



La clasificación de Colombia al mundial de Rusia 2018, con tropiezos y todo, ha sido una grata noticia para todos los colombianos. Entre tanta noticia mala, corrupción, traiciones y rupturas políticas, disidencias de las Farc, carteles de la toga y otros, elección de magistrados de la JEP a la medida de las Farc, aprobación de la ley estatutaria de la JEP como claudicación definitiva del Estado de Derecho, etc., la clasificación es un viento refrescante. No obstante, queda la sensación de que, a veces en este país, es más importante lo deportivo que lo institucional.
En general, la gente no ha entendido o no se ha tomado el tiempo para entender las consecuencias del acuerdo de paz y su implementación. Gastamos más materia gris en hacer los cálculos de puntos de la selección, y las diferentes combinaciones, conforme a los posibles resultados de la última fecha, que en realmente sentarnos a estudiar los cambios institucionales y reflexionar sobre el futuro del país. Supongo que llegará el momento en el cual lo tendremos que hacer y que ese momento no será tardío. Lo cierto es que clasificó la selección. Momentos muy felices nos dieron Pérkerman, Falcao, James y los demás jugadores y el cuerpo técnico. Fue un trabajo de equipo, de muchos meses y muchas fechas, que se definió en el último momento. El partido de Barranquilla contra Paraguay aplazó la fiesta. Muchos, entre los que me incluyo, criticamos a los jugadores y al cuerpo técnico; no necesariamente por que se jugó bien o mal. En particular, lo que censuramos, es que no se manejó el resultado. El gol de Falcao fue magistral, pero más una pincelada individual, o tal vez dos por el genial pase de Chará, que el desarrollo de juego colectivo. Ahí el equipo debió saber pararse y manejar el resultado. El partido contra Perú en Lima fue no apto para cardiacos. El gol de James nos elevó a una felicidad subliminal. El gol de Perú, al borde de la norma, nos cayó como un baldado de agua fría. Nos arrinconaron y sufrimos, pero esta vez, de manera distinta a lo ocurrido en Barranquilla, el equipo se supo parar y pudo mantener el resultado. Eso que faltó en Barranquilla no faltó en Lima. Al final, Perú también se conformó con el resultado y, quedando de quinto, tendrá que ir por el repechaje. Ojalá lo consiga. Brasil, entre los clasificados, está por encima del lote. Suramérica es Brasil. Con 41 puntos le sacó 10 a Uruguay, el segundo, quien realizó una buena eliminatoria. Argentina sufrió y a última hora clasificó. Dependía de ella misma y lo logró. Lo claro para todos es que un mundial sin Argentina, y sin Messi, dejaría un mal sabor. Respecto a nuestra selección, la cuarta clasificada, lo cierto, y que no se puede ocultar, es que nuestros muchachos sudaron la camiseta y lo dejaron todo en todos los partidos. Todos los partidos fueron intensos. Algunos fueron malos, algunos otros buenos, pero todos fueron intensos. Se consiguieron finalmente los 27 puntos mágicos después de 18 partidos. Hubo honestidad y entrega por parte de nuestros jugadores. Hay que felicitarlos y felicitarnos por lo alcanzado.  Ahora hay que mirar al mundial y trabajar, trabajar y trabajar, para lograr no solo un trabajo en equipo, sino también un trabajo en conjunto, una armonía invisible que haga que los destellos individuales sean parte de un universo colectivo mayor.

Tercio Extra: Me causó mucha gracia y preocupación lo que un conocido mío indicó respecto a la JEP durante el partido (creo que lo vio en un tweet): que la JEP era como un partido de Colombia contra Perú, pero con jueces peruanos.