El peligro de una sola historia

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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



Esta columna la inspiró Chimamanda Adichie, una hermosísima joven escritora nigeriana. Menciona Chimamanda, que en casa de sus padres, una familia de clase media, había un criado doméstico llamado Fide, y que lo único que ella sabía de Fide era que era muy pobre y que su familia le enviaba a la de Fide comida para ayudarla.

Además, cuando Chimamanda no quería comerse la comida, su madre le decía que la familia de Fide desearía poder comerse eso que ella despreciaba. Esa era la única historia que Chimamanda tenía sobre Fide. Un fin de semana, fueron a visitar a la familia de Fide, y Chimamanda se sorprendió al ver que un hermano de Fide, había hecho una canasta hermosa. Dice nuestra novel escritora, que nunca se le ocurrió, que Fide y su familia fueran capaces de algo.


Cuando después fue a estudiar a los Estados Unidos, se dio cuenta que la historia que el americano promedio tenía de África, era también una sola historia, y esa sola historia era de pobreza y de muchas cosas negativas. Toda la conferencia de Chimamanda puede verse en You Tube.

Este tema, me puso a pensar sobre cuál es la historia que el mundo tiene de Colombia. Esa "sola" historia que el mundo tiene de nosotros es que producimos cocaína, café, flores y esmeraldas, y que además somos un país muy violento y peligroso. Por eso no debe sorprendernos que el mundo nos trate acorde con esta sola historia.

Por eso recibí con escepticismo, aquel anuncio hecho por el presidente Santos, con respecto a que habíamos "relanzado la agenda" con la Comunidad Europea. En últimas, lo importante y determinante en la relación entre pueblos, no son las relaciones a nivel diplomático y entre gobiernos sino la percepción a nivel de pueblo raso. Los estereotipos -o las solas historias- de los pueblos son los que determinan de una manera consistente lo que hacen sus gobernantes. Surge de este planteamiento, la idea de que para que realmente Colombia cambie la agenda con el mundo, tenemos que contar muchas más historias, preferiblemente distintas a esa sola historia que el mundo tiene de nosotros.

Programas como Colombia es Pasión, realmente poco hicieron por cambiar la "imagen" que el mundo tiene de nosotros. Creo, que porque no se entendió esto que Chimamanda plantea. Colombia es Pasión se dedicó a promover a Colombia como un sitio exótico para el turismo y donde el "peligro es querer quedarse", pero sin refutar ni contar otras historias, donde el mundo pudiera vernos de una forma distinta a como actualmente nos ve. Es decir, aportar elementos para crear un nuevo marco de referencia.

De hecho me sucedió con un empresario español, que sólo había estado en Bogotá y no se atrevía a ir a ninguna otra parte del país. Por cuestiones de negocios, tocó ir a Barranquilla y yo lo acompañé. Ni que decir, que el español, quedó maravillado por lo que vio en Barranquilla: barrios bonitos, empresas pujantes, buenos centros comerciales y muchas otras cosas positivas. Me dijo que eso no era lo que ellos sabían de Colombia en España, y me dijo que de ese momento en adelante, sería un embajador apasionado de Colombia. Vino a Colombia con esa sola historia que la prensa mundial le ha vendido al mundo, y se fue con muchas otras historias, la mayoría de ellas positivas.

Desafortunadamente, lo malo y escandaloso se propaga como un virus, pero lo bueno difícilmente lo hace. Lo malo es noticia y vende, lo bueno no tanto. Siempre me ha llamado la atención, que si uno habla con un estadounidense promedio, no tiene ni remota idea de quién es Gabriel García Márquez, pero si hay una gran probabilidad de que sepa quién era Pablo Escobar. Esta dinámica imperante de la información, exige que redoblemos esfuerzos para comunicar efectivamente lo bueno que tiene el país. Para que la diplomacia de los gobiernos sea efectiva, necesitamos que la diplomacia de comunicar "otras" historias, le allane el camino.

El tema no es trivial. Se dice en mercadeo, que percepción es realidad, y es así como la percepción estereotipada que se tiene de Colombia, ha tenido muchos efectos adversos, pero sólo para mencionar uno: la reticencia del Congreso de Los Estados Unidos para aprobar el TLC.

Colombia y los colombianos tenemos muchas historias positivas para contar, entonces contémoselas al mundo. Que la Pasión por Colombia -y no Colombia es Pasión- nos motive a decirle al mundo que Colombia tiene problemas, pero a pesar de estos, es un país que quiere salir adelante, un país no de mafiosos ni delincuentes sino de gente mayormente industriosa y pujante; que somos mucho más que café, flores y esmeraldas; que somos un país rico culturalmente y que somos un país talentoso y atractivo para invertir y quedarse.

El cuento de una sola historia, no sólo es válido de Colombia hacia fuera sino también hacia adentro: los costeños tenemos que poder contarle al resto del país historias distintas a la de pereza, toma trago, parrandero, mujeriego y bullicioso. Asimismo, el resto del país debe hacer lo propio con las otras regiones.

De este ejercicio, sólo puede salir un mayor y mejor entendimiento entre las regiones, y la realización, de que a pesar de las muchas subculturas de que está conformado nuestro país, tenemos una sola y fuerte identidad nacional que nos hace sentirnos orgullosos de ser colombianos. Contemos nuestras muchas historias.



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