No es cierto que podamos estar guardando rencor y al mismo tiempo tener paz en nuestros corazones. La reconciliación es una necesidad imperiosa en nuestra sociedad, más aún en el momento coyuntural en que nos encontramos sumidos todos los administrados en Colombia.
Colombia ha vivido un año lleno de alegrías, fracasos y decepciones. Muy aparte de lo que se pretende vender a través de los políticos del país, nosotros somos mejor que ellos y seremos siempre una sociedad libre de pensamiento.
Bien sea un pensamiento muy optimista o incluso utópico, creo fervientemente que la política no está hecha para enriquecer a unos y empobrecer a otros. La política es y debe ser siempre un instrumento democrático para garantizar la participación de los ciudadanos en todas las decisiones que afecten los intereses de la nación.
Como ciudadano, hijo, hermano, profesional y académico, la única opinión que me merece respecto de la situación del país es la referida a la eterna y contante voluntad de cambio que todos los colombianos profesamos. Admiro y me siento orgulloso del pueblo colombiano, toda vez que a pesar de todas las adversidades siempre hemos hallado la forma de salir adelante.
Colombia es y siempre será una nación llena de alegría, entusiasmo, esperanza y muchas ganas de salir adelante. Basta de regionalismos y de discriminaciones, debemos permanecer unidos para vencer a aquellos que pretenden hacer de nosotros un instrumento de destrucción y no de construcción.
Me despido con la certeza que el 2017 será un año lleno de éxitos y de satisfacciones. Nos leemos pronto mis queridos compatriotas.
¡Feliz martes!