¿Qué tienen de común el cristianismo de Roma y el Islam?

Columnas de Opinión
Tamaño Letra
  • Smaller Small Medium Big Bigger


Sumergido en un universo sagrado, el hombre indo americano se manifiesta completamente como "homo religiosus". Las fuerzas sobrenaturales y las potestades encarnadas en sus númenes se extienden en todas sus actividades. Las monografías religiosas lo dominaban todo. Hasta las cualidades, funciones, juicios y gestiones se incorporaron en sus dioses. En este diseño de ordenación numenístico revelado en la mitología, la mujer surge en igualdad con el hombre. Por ejemplo, entre los mexicanos, cuando Quetzalcóatl, viaja al Mictlan en busca de los huesos preciosos para crear al hombre, tanto los de la mujer como los del hombre estaban contiguos; así fue como Quetzalcóatl sangró su miembro viril sobre ellos y gracias a esta expiación, junto con la de otros dioses, nacen juntamente.

 

Pero la tradición no sólo se refiere a la relación entre los sexos; registra además al hecho cardinal y trascendente de que el hombre como creado irrumpe en un nivel superior, toda vez que su nacimiento acaece por el sacrificio de los dioses que le anuncian. De acuerdo con esta percepción podría explicarse la concepción del panteón antropomorfo ya que el hombre fue creado a imagen y semejanza de los dioses.

 

Otro mito explica que una vez que los dioses crearon el fuego y el sol, hicieron luego a un hombre y una mujer llamados Oxomoco y Cipactonal, que es el Adán y Eva de la mitología hebraica. Tal trama, que aparece en el "Códice Vindobonensis", el nacimiento de la mujer es primero que el del hombre.

En cierto sentido, podría decirse que la religión en el México antiguo, no establece distinción entre hombres y mujeres. Ambos sexos tienen las mismas oportunidades en la vida sagrada, en el universo sagrado. Y, por tanto, si la mujer se formó a imagen y semejanza de la divinidad, este aspecto sagrado tuvo mucho que ver con el comportamiento de la mujer en cuanto que el ideal femenino, estaba plasmado en la concepción de sus deidades.

Por eso las mujeres tenían sus propias diosas o patronas que regían su vida femenina. Las diosas veneradas modelaban la actitud mental de la mujer y fijaban el modo en que cada una debía comportarse en todos los actos de su vida.

De hecho, todos sus órganos, experiencias fisiológicas y sus gestos, tenían amplio significado religioso; y todos los comportamientos humanos fueron instituidos por los dioses en el principio de los tiempos. Ellos fundaron los diversos trabajos, maneras de alimentarse, de efectuar la cópula sagrada, de expresarse, entre muchas otras actividades. En este sentido, no se llega a ser verdaderamente mujer u hombre, salvo plagiando a los dioses, viviendo de acuerdo con modelos extrahumanos o teo-tipos. El hombre indo americano labró, incluso toda su vida social, a imagen de la concepción del mundo religioso.

En cambio, en el cristianismo que impuso la "Iglesia de Roma", vigente en occidente desde el siglo I, defensora del "monoteísmo divino masculino", a pesar de sus ideas de igualdad que ponderaba como la libertad de los esclavos, verbigracia, el ejercicio cristiano se desmintió con la teoría y no puso en práctica ese mismo principio para con las mujeres. En las regiones donde logró implantarse, estuvo imperando un "fuerte fundamentalismo patriarcal", por el que la mujer sufría una total sumisión al varón, equivalente al actual Islámico.

{jathumbnail off}



Más Noticias de esta sección