Aprender a caminar con pies de plomo

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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



El alcalde Martínez ha manejado mal la polémica generada por el contrato con la empresa Wepa. El cuestionamiento es válido sin importar quienes sean sus autores.
Como sabemos, la contratación pública es el campo de operaciones por excelencia de los corruptos, y por lo tanto, Martínez no podía darse el lujo de actuar de forma que generara sospechas. Nadie duda de la honestidad del Alcalde, pero mejor asegurarse.

 

Defender la legalidad de una actuación administrativa, el contrato con Wepa, con los argumentos políticos esgrimidos por el Alcalde -campaña de desprestigio de los corruptos, politiqueros, etc- es improcedente e indeseable.

Ante un cuestionamiento como el que se le está haciendo al contrato en mención, el Alcalde solo puede defenderse demostrando que el proceso de contratación fue transparente e idóneo. Bien sabe el mandatario que los funcionarios solo pueden hacer lo que les está expresamente autorizado en la ley, y que en aras de proteger los recursos públicos los actos de contratación pública deben seguir normas estrictas y controles rigurosos.

No soy abogado administrativista, pero hasta donde recuerdo, cuando el monto de los contratos supera cierta cifra, estos deben ser ofrecidos en licitación pública. El pliego de la licitación delinea todos los criterios que los oferentes deben llenar para poder ser considerados; entre estos, la idoneidad del oferente determinada por la competencia técnica, tiempo en ese campo, solvencia económica, y no estar incursos en inhabilidades o incompatibilidades.

Hay que saber si el contrato con Wepa fue hecho a la medida o fraccionado para favorecer a un aliado político, burlándose así de las normas de contratación pública. ¿Dónde está el concepto que avaló la legalidad del contrato? Es necesario que un contrato de esta naturaleza vaya a debate de control en el Concejo, y además sea investigado con lupa por los entes de control para determinar si se cometió alguna ilegalidad, y si la hubo, sancionar a los responsables.

Le recomiendo al Alcalde que actuando como funcionario probo, y con toda la calma del caso, responda a los cuestionamientos de la comunidad con razones legales. La aparente falta de transparencia de este proceso dio munición política a sus contradictores para que le midieran el aceite. Lo pusieron a la defensiva. Ante las circunstancias, le corresponde al Alcalde de forma contundente y veraz demostrar que todo se hizo de forma transparente. Además debe justificar que en una ciudad con necesidades tan apremiantes, esa era la mejor y más efectiva utilización de los recursos públicos.

Que quede claro que no lo estoy señalando al alcalde de nada sino que recalco el hecho de que los cuestionamientos que se la han hecho al contrato Wepa tienen méritos y no son simples canalladas de los politiqueros. También recalco que la respuesta del Alcalde ha sido desafortunada, y que el tema debe ser investigado hasta las últimas consecuencias.

La probidad de los funcionarios debería ser sacrosanta; nunca se debe dar motivo para que la cuestionen. Es famosa la anécdota de un presidente colombiano, quien habiendo terminado su periodo estaba empacando sus enseres domésticos, cuando la esposa le recordó la alfombra costosísima que habían traído, pero que no habían empacado. El presidente respondió: la alfombra se queda porque nadie vio cuando la entré, pero todos van a ver cuándo la saque.

Al Alcalde, de este sinsabor solo le queda aprender, porque se vienen contrataciones importantes a futuro. La respuesta del Alcalde hasta la fecha -reflejo condicionado- de politizar la polémica, hace que surjan algunas preguntas: ¿es Martínez el alcalde de todos o de unos pocos? ¿Gobernará uniendo o dividiendo? ¿Estamos frente a un gobernante serio o frente a un demagogo populista? Generalmente, entre más bravucón, menos razón.

Este episodio ha dejado en evidencia vacíos preocupantes en el conocimiento y manejo de la cosa pública por parte del equipo del burgomaestre, que esperamos se subsanen prontamente. Los errores de juicio en la Administración Pública se pagan con cárcel.

Construir calles, hospitales o bibliotecas lo hace cualquiera… hasta un populista. Construir credibilidad en las instituciones y en quienes las manejan es asunto de líderes transformadores y de gobernantes serios. ¿Qué será lo que le interesa a Martínez?



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