Hacia los indigentes de 300 millones de dólares

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Escrito por:

José Lopez Hurtado

José Lopez Hurtado

Columna: Opinión

e-mail: joselopezhurtado13@yahoo.es



En África subsahariana, entre Zambia, Mozambique y Sudáfrica, mal vive el país más pobre del mundo, en medio de escasez, altas tasas de inflación nunca conocidas, condiciones de vida denigrantes para la mayoría de la población, con la amenaza permanente de la epidemia del VIH/sida, que afecta hasta la muerte a los niños, que tampoco están  libres de los episódicos brotes de cólera por imposibilidad de acceso al agua potable, sarampión, poliomielitis y el tétano neonatal, lo cual excede la capacidad del gobierno para su atención.  Zimbabue, su nombre, un país inviable, según la FAO y la Unicef, es acosado cada año por el paludismo que afecta a 3.000.000 de personas, y por el hambre sufrida por cerca de 6.000.000 de sus habitantes, vale decir un poco más de la mitad de su población. El país se independizó de los británicos en 1980 y desde entonces es regentado con férrea mano por  Robert Mugabe, quien expropió grandes empresas  sin compensación alguna,  y que para mantenerse en el poder esporádicamente recluta a gentes  de barrida para formar las milicias de “veteranos de guerra”, con las cuales intimida a sus opositores.

En 2008 la inflación alcanzó la sorprendente cifra de 8.000.000%-, ni siquiera Argentina en tiempos de Videla se le acercó-,  que obligó al gobierno a abandonar su moneda propia y a adoptar el dólar estadounidense y otras extranjeras, lo que al decir de especialistas ha aliviado un tanto su situación. Diez mil millones de dólares  zimbabuenses equivalen a un dólar norteamericano o para ponerlo en cifras coloquiales, un pasaje de bus cuesta 30 millones de dólares zimbabuenses. Cifras inimaginables, que acusan la absoluta ineptitud del régimen, interesado solo en la sucesión del poder después de 35 años de desgobierno de Mugabe. Inestabilidad macro-económica, liviana política de control de precios, un  acelerado programa de re-colonización agraria, que acabó  con el campo, sin víveres, sin medicamentos,  ha hecho que gran parte de la población se haya visto obligada a buscar nuevas estrategias de supervivencia peligrosas o ilícitas como la prostitución y el robo, o a depender de la ayuda extranjera. Los especuladores, el Imperio y sus socios locales, y los homosexuales, los responsables de la situación,  según el gobierno. Pareciera que una situación así, no tendría réplica en ninguna parte, pero el prestigioso periódico británico The Economist, ha encontrado curiosas semejanzas con la actual situación que se vive en Venezuela, al señalar que, en los inicios de la crisis, también los precios del petróleo, al igual que en el país africano, --que  no era productor, pero que vivía del combustible--, tuvieron una definitiva incidencia, antes de entrar en la hiperinflación que hizo que la economía tocara fondo. Señala el artículo que en Venezuela, al igual que en país africano, los empresarios encuentran siempre  manera de evitar los controles de precios sin violar la ley, lo cual dispara enormemente  el costo de vida y genera la carestía. Las autoridades monetarias prevén para el país caribeño, una inflación, hoy una de las más altas del mundo, cercana al 720 % anual, en una carrera desbocada. En el escenario cada vez aterrador de violencia-Caracas,  la capital más violenta del mundo-, apagones, desabastecimiento de víveres de primera necesidad, y de un ambiente total de escepticismo, que no encuentra la salida, por ahora, pero que resulta imaginable... Las semejanzas, infortunadamente, son muchas.