Yo soy más y mejor que tú

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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



Lo mostrado en el video sucede todos los días en Colombia, muchas veces al día, pero que la protagonista sea una mujer profesional, si me desconcertó bastante. Me refiero al video en que una mujer en Medellín protagonizó un bochornoso espectáculo con unos policías.

Ver a una mujer comportarse de esa manera, realmente es un síntoma de lo mal que anda nuestra sociedad. Este es un caso más de los miles de casos de ‘usted no sabe quién soy yo’.

La tan conocida frase esconde un mensaje más preocupante, el cual es que muchos en Colombia pensamos que estamos por encima de la ley. El cumplimiento de la ley es para los otros; a mí, me está permitido hacer lo que se me dé la gana.

No hay necesidad de decir en voz alta y en medio de una trifulca, ‘usted no sabe quién soy yo’. Es más preocupante la versión muda, la actitud ciudadana diaria que expresa los mismos antivalores.

Yo me parqueo en zonas prohibidas, me cuelo en el Transmilenio, arrojo basura en la calle, me tomo la vía pública para montar mi negocio, y así por el estilo.

Esto sucede en todos los estratos sociales, y tal vez, entre más alto, peor es. Estos comportamientos han llevado a que no vivamos en un Estado de derecho sino en selvas colectivas en donde se impone el más fuerte por la trampa o por la fuerza bruta.

Una sociedad inmersa en este caos social necesariamente tiene que ser una sociedad violenta y corrupta. Esto no va a cambiar hasta que impere la ley y cese la impunidad.

Decía por estos días Sarmiento Angulo, que el gran problema de Colombia es que el sistema de justicia es inoperante, y tiene toda la razón. En Colombia el mejor abogado es aquel que mejor sabe burlarse de la ley, y al cual le importa cero la justicia. Impunidad es la norma.

Si no hay orden no hay derecho ni hay Estado de derecho porque el derecho es un ordenamiento social que busca el bien común. Aquellas sociedades donde los ciudadanos son apegados a la ley son las más avanzadas, las menos violentas y las más justas.

Por otro lado, preocupa los profesionales que estamos produciendo en el país. No quiero decir que la actuación de la mujer paisa es la de todos los profesionales, pero si se evidencia a todos los niveles y en todas las profesiones, que aunque los profesionales alcanzan cierto grado de competencia técnica, en cuanto a la ética profesional y a la moral, todavía hay mucho por hacer.

Esto va desde el estudiante de la universidad prestigiosa que termina asesinando a un compañero, pasando por el médico que ejerce sin respeto por la vida de sus pacientes y es indolente ante la suerte de sus semejantes, el magistrado corrupto que se atornilla a toda costa en su cargo y candidatos presidenciales que recurren a la guerra sucia con tal de ganar, para mencionar solo unos cuantos. Mi fin, justifica los medios.

Ojalá logremos cambiar aquel lastre histórico lapidario de que la ley se acata pero no se cumple. Ojalá entendamos que para que haya orden, paz, respeto y armonía social, nadie puede estar por encima de la ley y todos tenemos que estar sujetos a ella.

No podemos darnos el lujo de seguir esperando hasta los años universitarios para hablar de ética. Para entonces ya es muy tarde. Una sociedad justa se comienza a construir desde la cuna formando buenos ciudadanos.

El buen ciudadano es un profesional ético. Concientizarnos sobre el problema es parte de la solución pero hacen falta estrategias y sobre todo autoridad.



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