Petro contra la democracia y el estado de derecho

Editorial
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En la medida en que avanza el gobierno petrista se corroboran las aseveraciones que hemos hecho de que estamos frente a una dictadura marxista cuyo único deseo es perpetuarse en el poder al igual que todos los regímenes autocráticos como el bolivariano madurista que aspira a su tercera reelección.

Desde que se lanzó como candidato expusimos quién era Petro, su psicopatía, su maldad manifiesta, su mitomanía, su chavismo y su ideología leninista. De ahí las inconveniencias de elegir un personaje que nos conduciría hacia otra Venezuela. Sin dudarlo nos opusimos a su candidatura.

Desgraciadamente la gente por ignorancia y sobre todo por desinformación del mismo Petro y de la ideología bolchevique comentaba que era una exageración hacer unos análisis de esa naturaleza. Que no era tan malo y que había que darle la oportunidad a la izquierda. Que esa manera de pensar era sectarismo político. Más ya sabíamos el gran fracaso como administrador cuando fue alcalde de Bogotá.

Pero como dice el adagio “el tiempo es la verdad y la justicia es Dios”. Hoy nadie duda de que aquello que oportunamente expresamos estaba ajustado a la realidad. El país está a la deriva o peor aún con un rumbo totalmente chavista, se sigue esa cartilla y se está cumpliendo en forma tal de que vamos perdiendo nuestro Estado de derecho y nuestra democracia.

En su último discurso Petro plasmó su deseo de convocar a una asamblea constituyente. Como candidato tuvo la osadía de presentar una tabla en mármol la cual se llevó para dar fe de ella ante una notaría. En el punto cuatro señalaba que no presentaría una convocatoria a una asamblea constituyente. Todos los demás puntos en igual forma los ha incumplido.

Eso es normal, pues es un mentiroso por principio y por convicción, ya que es un fiel leninista. Lenin decía “hay que valerse de la mentira y defenderla con la violencia y esta a su vez se tapa con la mentira”.  Petro en su vida como guerrillero y político ha cumplido a cabalidad con esa frase doctrinaria.

Esa idea de plasmar una asamblea constituyente es una amenaza al congreso. El presidente de nuestro parlamento Iván Name ha sido enfático y claro al expresar que ese órgano legislativo no puede aceptar presiones o amenazas. El congreso debe tener plena conciencia de su papel y cumplir con altura ahora más que nunca sus responsabilidades y atribuciones.

A Petro no le interesa Colombia, no tiene vocación de servicio sino ambición de poder. Su talante ha sido y es antidemocrático. Genera miedo psicológico. Está chantajeando y extorsionando al congreso. ¿o me aprueban mis reformas o convoco a una constituyente? Su propósito es perpetuarse en el poder bien en cabeza de él o a través de un tercero.

Su carencia de habilidad para gobernar la estamos ratificando dado que en el ejercicio como burgomaestre de la capital de la República nos mostró su total ineficacia. El país va mal, en retroceso, con una corrupción galopante que jamás habíamos registrado. El único culpable de la triste realidad a la cual nos ha llevado este gobierno es el señor presidente. Exigimos que no siga mintiendo y engañando a Colombia. Afortunadamente su desprestigio ha llegado al extremo de que solamente le creen sus áulicos y comunistas que lo acompañan.

Con Petro peligra nuestra democracia. En Venezuela se empezó a destruir con la Constituyente. Los mismos políticos venezolanos nos han puesto de manifiesto ese hecho político. El discurso de Petro al lanzar su deseo de convocar a una Constituyente es idéntico al que pronunció Chávez. Invocando hasta las mismas razones.

El Petro de ayer todo lo criticaba, todo lo sabía, tenía soluciones para todo. El Petro de hoy tan solo nos hace ver su corrupción extrema, sus ansías y delirio de poder, su fascinación dictatorial, sus prácticas clientelistas, su consuetudinaria mitomanía y su pasión política marxista, castrista y chavista.

Pero lo más grave es que como buen tirano su constituyente no se ajusta a la normatividad constitucional, sino que las reglas las impone su propio criterio. Esto no se puede permitir habida cuenta de que la carta magna prevé una reglamentación muy clara para esos efectos la cual prevalece y debe respetarse.

Está ejerciendo ante Colombia y el mundo un gobierno totalitario y despótico irrespetando y desconociendo las instituciones, las cuales entre otras cosas han frenado y congelado muchas de sus absurdas e ilegales determinaciones. 

Las encuestas son ampliamente desfavorables a esa constituyente reeleccionista. Rechazamos enérgicamente y sin ambages la imposición de sus medidas chavistas absolutamente dictatoriales. Gústele o no necesariamente tiene que actuar conforme a nuestra constitución.



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