Cumbre de biodiversidad: última oportunidad

Editorial
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Sigue el expresidente Iván Duque  siendo motivo de atención mundial, no por su papel de ex mandatario de la república, sino por el dinamismo con que ha asumido su nueva tarea, la de asumir la defensa del medio ambiente, la biodiversidad y la naturaleza, logrando convertirse en una voz autorizada y respetada en este tema, mundialmente 


Ahora, siendo coherente con su nuevo papel, Duque considera que la próxima Conferencia de las Partes de la Convención de la ONU, COP15, sobre diversidad biológica es una última oportunidad para poner al mundo en el camino de la conservación y detener la destrucción de la naturaleza. Y tiene toda la razón, ya que la destrucción del planeta, no da espera y como se dice comúnmente, no hay plan B.

A unos días del arranque en Montreal, Canadá, 6 a 19 de diciembre, de esta reunión, Duque explica que la solución para la crisis de la biodiversidad está en las manos de los líderes del mundo, quienes están en la obligación de asumir esta responsabilidad con todas sus consecuencias.
Se debe tener en cuenta que el pueblo latinoamericano conoce muy bien los peligros de la pérdida de diversidad biológica y sabe que a mayor diversidad biológica, más grande es lo que está en juego. Se trata de una de las regiones más biodiversas del planeta y la selva amazónica, que se destaca por ser una de las ecorregiones con mayor biodiversidad en el planeta, por sí sola cobija el 10 % de la diversidad biológica del mundo.

La selva Amazónica se desarrolla alrededor del río Amazonas y de su cuenca fluvial; las altas temperaturas favorecen el desarrollo de una vegetación tupida, exuberante, siempre verde y es el bosque tropical más extenso del mundo, Se encuentra en Sudamérica y se considera que su extensión llega a los 7 millones de kilómetros cuadrados repartidos entre nueve países: Perú, Bolivia, Colombia, Venezuela, Ecuador, Guyana, Francia (Guayana Francesa) y Surinam. La Amazonia no solo es una reserva de carbono, también es clave para estabilizar y regular los patrones climáticos regionales y globales, debido a que el vapor de agua que se libera allí genera ríos voladores en la atmósfera, que influyen en las lluvias de la región.

Destruir la riqueza sin par de una naturaleza única, significa perder el beneficio de los servicios que estos ecosistemas proporcionan, como alimento, agua dulce, protección contra enfermedades y mitigación climática y de la contaminación, y valga la pena recordar, esto fue algo que Duque  siempre estuvo atento durante su presidencia, tanto así que lo catapultó, al finalizar su periodo presidencial, a presidir los organismos internacionales más importantes, que trabajan en  pro de la conservación del medio ambiente y la diversidad biológica del mundo.
En Colombia, el índice de deforestación cayó un 19 % en 2019, y se plantaron más de 50 millones de árboles como parte de un plan vinculado a la iniciativa de un billón de árboles del Foro Económico Mundial, además, a principios de este año, Colombia anunció que había logrado la protección y conservación del 31 % de sus tierras y el 37 % de sus aguas.

Ahora bien, si se quiere cumplir los ambiciosos objetivos de la Agenda Global de Biodiversidad y, más importante aún, la protección de por lo menos el 30 % de la tierra y el mar del mundo para el 2030, lo cual incluye el reconocimiento de los derechos y los aportes de los pueblos indígenas y las comunidades locales, debe abrirse la puerta para dar lugar a un cambio transformador. La solución para la crisis de la biodiversidad está en las manos de los líderes del mundo, y la COP15 será la oportunidad perfecta, y tal vez la última, para realizar las acciones necesarias para la próxima década y el futuro.

Ese acuerdo debe ser global, ambicioso, e incluir el objetivo - de proteger por lo menos el 30 % del planeta para el 2030, así como también tener financiación suficiente para su implementación. La batalla por la conservación es una batalla por la humanidad y el mundo entero debe estar comprometido en esta batalla, porque todos viven en un solo mundo.

De otro lado, hay que tener en cuenta que la Convención Marco de Biodiversidad de la ONU, la de cambio climático y la de lucha contra la desertificación son los tres grandes acuerdos ambientales de Naciones Unidas que se acordaron en la "Cumbre de la Tierra", celebrada en Río de Janeiro, Brasil, en 1992, dando nacimiento a otros organismos que deben luchar por la conservación del medio ambiente.