El gobierno debe acompañar

Editorial
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Uno de los sectores que más creció en tiempos de pandemia, fue el sector emprendedor que nació ante la necesidad de cubrir un espacio de negocio que había sido abandonado por el aislamiento preventivo obligatorio; por ello se hizo necesario un marco legal para regular estos negocios que, de ser apoyados y acompañados por el gobierno nacional, serán fuente de empleo seguro.

El acompañamiento, la educación y la confianza son aspectos fundamentales para que la Ley del Emprendimiento, aprobada recientemente en Colombia, entregue condiciones favorables para la creación y desarrollo de nuevos negocios y garantice la sostenibilidad de las empresas del país; iniciativa que funcionará como un marco regulatorio del emprendimiento colombiano.

Hay elementos importantes que van a ayudar, pero va a requerir de un buen proceso de generación de cultura de emprendimiento, además de confianza, de educación y de acompañamiento. Esa sería la clave para avanzar en este tema que cobra mucha importancia ahora donde el emprendimiento aprovecha la coyuntura de la virtualidad como un apoyo significativo desde todos los puntos de vista, hasta el económico.

Entre los elementos destacados de la nueva norma legal, están planteados algunos instrumentos, pero una cosa es decir y otra es hacer; esta ley, considerada un habilitador de la política nacional de emprendimiento que se ejecutará entre 2021-2025 busca la generación de ingresos y riqueza y el aumento en la productividad del país, cuenta con cinco ejes principales, entre ellos la formalización de los emprendimientos y facilidades de financiamiento e inversión.

En lo normativo-regulatorio, contemplados temas que son barreras para emprender y que se busque simplificar algunos costos, muchos de ellos difíciles de asumir para una micro o pequeña empresa, a través de la reducción de tarifas y medidas, como las del Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos, Invima y los impuestos registro.

Los emprendedor, por su afán de formalizar y organizar su negocio cuando apenas estaban naciendo, asumen unos costos significativos cuando ni siquiera generaba ingresos. Esta situación tiene repercusiones económicas tremendas, porque además tienen que permanecer casi dos años en pro de obtener un certificado de condiciones sanitarias y eso implica el pago de arriendos sin tener actividad operativa, con los equipos quietos.

Los estándares técnicos muy elevados y las varas muy altas para hacer las asignaciones de los permisos no solo retrasa el despegue de la compañía, sino que obliga a sus propietarios a asumir actividades ajenas para poder subsistir y darle sostenimiento a los gastos de la empresa que estaba constituyendo. En Colombia casi que se tiene que empezar con unos capitales robustos si se quiere tener continuidad con la empresa y eso sin contar con una sanción por un tema de etiquetas que puede poner a un paso del cierre definitivo.

Los emprendedores para sobrellevar las etapas más complejas buscan la asesorías de empresas que son aliadas muy importantes que escuchan y dan luces y que acompañan en el proceso con la sanción y dan capacitación a través de programas para emprendedores. El acompañamiento a los nuevos empresarios es otro desafío, pese que la iniciativa aprobada por el Congreso colombiano en diciembre contiene dos ejes relacionados a esa área: organización y articulación de los distintos programas del Gobierno y definir una línea de formación académica de capacidades emprendedoras. Mientras el empresario esté acompañado va a ser mucho más fácil que atraviese por ese ‘valle de la muerte’, que pueda transformar su negocio y salir adelante.

Otro aspecto dentro de la estructura que fijará la ley está relacionado con el rol que debe asumir el gobierno que debe ser el gran coordinador del emprendimiento. Como método seguro y eficaz para tener un negocio firme y estable que genere empleos, progreso y futuro.


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