‘Magdalela’, el estilo del fútbol samario que desapareció

Unión Magdalena campeón de 1968. Parados de izquierda a derecha: Wilson Baratta ‘Pipico’, Eugenio Samaniego, Alfredo Arango, José Quiñones, Justo Ramón Sayas. Abajo en el mismo orden: Obdulio Torres, Manuel Manjarrés, Aurelio Palacios, Pedro Vásquez, Pablo Huguett, Leandro ‘Odacyr’ López.

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Aunque eran criticados por la prensa del interior, debido a la rudeza, vigor, temple y garra que mostraban en el terreno de juego, a los jugadores samarios que militaban en las selecciones Magdalena y el Unión, en las décadas de los 50, 60, 70 y 80, jamás los podrán señalar de haber lesionado o causado mal a un rival.

Por: Pedro Mercado Barraza
Redacción EL INFORMADOR

La historia del fútbol samario comenzó en la primera década del siglo XX, cuando marineros ingleses pisaban las tierras del playón, lo que hoy es el puerto de la ciudad.
Allí, estos hombres corpulentos, blancos y de ojos azules, colocaban dos palos sobre la arena, uno distante del otro, y bajo la mirada curiosa de los trabajadores, pateaban una extraña esférica hacia esa improvisada portería.

Fue tanta la curiosidad y la emoción por aprender este juego que practicaban los ingleses, que el secretario de la empresa exportadora de bananos The Santa Marta RailWay Company, Marcelo Heiman, le pidió a uno los marineros que le consiguiera varias esféricas y el reglamento de lo que ellos denominaban ‘Foot-Ball’, naciendo así la práctica de este deporte en las polvorientas calles de la ciudad.

Aunque en el principio era complicado, ya que los balones se hacían con las vejigas del ganado, por lo que la posesión y el remate de la pelota era defectuoso.

Un estilo de juego que nace en las calles

A pocos metros de donde un grupo de ingleses le mostró a los samarios lo que era el fútbol, se comenzó a construir en las calles polvorientas del barrio Pescaito un estilo de juego propio, basado en la rudeza, el ímpetu, las ganas y el corazón.

Era un fútbol donde nadie quería perder, por lo que los jugadores lo daban todo hasta el final.

Era tanta la pasión en el barrio y la ciudad por este deporte, que para los primeros Juegos Deportivos Nacionales en 1928, el departamento ya contaba con un gran prestigio, ratificándolo en la ciudad de Cali, donde un puñado de jugadores de distintos estratos socioeconómicos se alzaron con el triunfo, brindándole una gran alegría a Santa Marta.

A ese estilo propio se le conocía como ‘Magdaleña’, nombre que se le debe a la prensa del interior del país, a la cual no le agradaba el juego fuerte, pero lícito, del jugador samario, por lo que se inventó este término para desprestigiar el buen nombre del fútbol samario y la garra que mostraban en el terreno de juego.

Se trata de un estilo basado en agresividad, temperamento, fogosidad, táctica férrea, de ataque y defensa y eso lo asemejó el futbolista samario, de ganas y de pasión.
Entonces cuando se entraba a la cancha, el jugador se transformaba, corría y luchaba con pundonor y vergüenza deportiva.


Pablo Emilio Huguett. Su temperamento en el terreno de juego hizo que se ganara el respeto de sus compañeros y el temor de sus rivales.



Una mezcla entre el juego inglés y el húngaro

En 1951 ya con el Deportivo Samario funcionando, al fútbol local llegó otro estilo de juego que dejaría huella.

Esta era la táctica húngara, juego que tenían Joseph Kajml, Julio Zsengeller, Ernest Sabeditch, Joseph Samu entre otros, jugadores que llegaron a la ciudad a reforzar al equipo.

Luego de que la Junta directiva decidiera cambiarle el nombre al equipo por solicitud de la Gobernación del departamento, este pasa a llamarse Unión Magdalena.
Era el fin de Deportivo Samario y de la era húngara en Santa Marta, pero su legado estaba intacto en el jugador local.

Fue así como el fútbol de ‘sangre y arena’ que se practicaba en las calles de Pescaíto y en la cancha La Castellana, pasó a liderar el proyecto del equipo samario con jugadores que recorrieron las canchas del país mostrando la templanza y la garra del jugador samario.

Anécdotas

“Nos llamaban ‘Magdaleña’ porque no éramos ningunos pendejos, que nos íbamos a dejar para que nos golearan en Cali o Medellín”.
“Si nos iban a ganar, nos ganaban bien ganado, de lo contrario su ‘leñera’ se llevaban”.

“Como era Unión Magdalena, nos llamaban ‘Magdaleña’”.

“Era un juego fuerte, mas no violento, pues nunca se lesionó a un jugador, eso me hubiera dado un dolor en el alma a mí, porque todos vivíamos de lo mismo y yo no le iba a partir una pierna a alguien”.

“Era fuerte, pero siempre iba a la bola, porque había jugadores que querían burlarse, y yo no podía permitir eso”, contó Pablo Emilio Huguett.

Aurelio ‘Yeyo’ Palacios, uno de los máximos exponentes del fútbol fuerte, de garra y apasionado.
Aurelio ‘Yeyo’ Palacios, uno de los máximos exponentes del fútbol fuerte, de garra y apasionado.

“A mí me expulsaron varias veces, sobre todo el bandido ese del ‘Chato’ Velázquez”.

“Una vez fuimos a jugar en Cali y esperó que iniciara el compromiso para llamarme aparte y me dijo: ‘mira baca, cuidado me vas a dañar el partido, porque te echo, gran hijo de pu…’, y yo le respondí: ‘me vas a echar, pero voy a dar zapato, grandísimo hijo de pu….’

“Nosotros jugábamos un fútbol con sangre pescaitera, porque la mayoría éramos de Pescaíto, otros de Manzanares, y todos se contagiaban. Hoy en día no hay ni pico de eso”.

“Todos en esa época del Unión éramos fuertes. ‘Yeyo’ Palacios y Pedro Vásquez, eran jugadores fuertes, nadie iba a echarse para atrás, todo ibamos pa’ lante”.

El jugador samario nunca sacaba el pie ni se iba a esconder, será para que se llevara su ‘muñequera’”.

“Una vez alcé a Omar Orestes Corbatta porque él se lo buscó, cuando llegó, yo comencé a marcarlo de lejos, él era famoso con Argentina y la gente decía que me iba a pintar la cara, cogió la bola, hizo un movimiento y me dijo: ‘¡che qué pasa, no te vi!’, y le dije: ‘hazme otra’, y me quiso hacer un enganche y le fui metiendo una alzada que no le quedaron más ganas”, comentó entre risas el histórico jugador.

“El honor era lo más relevante y esa época el fútbol samario”.

Unión Magdalena 1964. De pie de izquierda a derecha: Pablo Huguett, Pedro Vásquez, Laercio de Paula, Joao Nogueira, Pablo ‘Sabu’ Valderrama y Francisco Valle. Abajo en el mismo orden: Odacyr López, Floreal Rodríguez, Manuel ‘Maracaná’ Manjarres, Omar Lorenzo Devanni, Jairo Arias y Rafael Del Amaral.

El juego paraguayo, otro ingrediente para ‘Magdaleña’

Ya con lo aprendido de los ingleses y húngaros, a la ciudad arribó otro estilo de juego: el paraguayo, el cual se caracterizaba por su rudeza, potencia y agresividad, el cual compaginó muy bien en el fútbol local; todo este juego reflejado en Delfín Benítez Cáceres, ‘El Machetero’, legendaria figura del fútbol paraguayo y del Boca Juniors de Argentina, que llegó al equipo en el año de 1954, el cual se caracterizaba por su juego fuerte.

La Garra Samaria comienza dar frutos

Tal vez lo único que le faltaba a este condimento de distintos estilos de juego que el jugador samario había desarrollado durante esas décadas, era la aparición del juego brasilero, muy distinto al paraguayo, húngaro o inglés, este sí era más vistoso, de posesión de pelota, dominio del balón y velocidad, características que se reflejaban en jugadores de la talla de Waldir Cardozo Lebrego, ‘Quarentinha’, quien llegó en 1965.

Esta combinación le dio el estilo de fútbol que se necesitaba, pues la garra de Aurelio y Justo Palacios, Manuel Manjarrez, Pablo Huguett, entre otros, se complementaba con la exquisitez de Alfredo Arango y Wilson Baratta ‘Pipico’, dándole el primer y único campeonato con el que cuenta hasta el momento el equipo.

Deportivo Samario 1951. De pie de izquierda a derecha: Gerro Hankel, Georgy Marik, Joseph Kajml, Julio Zsengeller, Ernest Sabeditch, Joseph Samu, Alipio Ortiz, Victor Lanao, Rubén Rocha. Abajo en el mismo orden: Alejandro Negrescu, Alejandro Torok Orlando Granados, Nelson Pérez, Ladislao Laslo Fussesy, Rómulo Barrios.

Un juego fuerte pero limpio

Uno de los máximos exponentes de la Garra Samaria, es Pablo Emilio Hugett, el cual pudo hacer historia con el Unión campeón en 1968.

Según Huguett, el juego practicado por el futbolista samario era fuerte pero limpio, nunca se lesionó a nadie.

“El fútbol samario nace en las calles, con pelota de trapo; el samario ha decaído porque el juego de calle ya se acabó, los pelaos ya no juegan en las calles”, considera.

Para Huguett, hace falta la garra samaria en el Unión y las selecciones Magdalena. “Si la nueva generación tuviera esa garra que se tenía antes, Magdalena estuviera bien”.

Jugadores que más se caracterizaban por ese juego

Los jugadores que más se caracterizaban por ese juego de pasión eran los Palacios, los Valderrama, Arango, Pérez, y sobre todo los de Pescaíto.

Oswaldo ‘La Belleza’ Calero era un referente del fútbol samario, del juego de pasión y garra, al igual que Pablo Emilio Huguett, Malasa Vargas, Justo y Aurelio Palacios.
Reyes Henrique Pardo, es otro de los referentes del equipo en esa época, por lo que cuenta también de donde nace ese nombre y quien lo puso.

“Ese remoquete nace a raíz de que Magdalena era la fortaleza del fútbol aficionado, y los antioqueños que eran los mejores en ese momento, nunca le podían ganar a los samarios, por eso en un torneo nacional le pusieron ese apodo porque supuestamente Magdalena tenía un juego fuerte, pero no era brusco ni ilícito”, recuerda.

“Nosotros no jugábamos con mala intención, ‘Malasa’ Vargas y Huguet jugaban bien al fútbol, lo que pasa es que los paisas se les hacía complicado ganarle a Magdalena, de ahí nace ese apodo, nunca un jugador samario dañó a un rival”.
El maestro ‘leñero’ era ‘Malasa’ Vargas. “Si nosotros nos dejábamos hacer una jugadita, él nos gritaba, nos mentaba la madre”, cuenta.



Radamel García, otro de los jugadores que sabía cómo expresar esa garra y rudeza del jugador samario en el terreno de juego. Junto a él, Eduardo Emilio Vilarete, Javier Solarte y Miguel Ángel Guette.
Radamel García, otro de los jugadores que sabía cómo expresar esa garra y rudeza del jugador samario en el terreno de juego. Junto a él, Eduardo Emilio Vilarete, Javier Solarte y Miguel Ángel Guette.

¿Porque desaparece este estilo?

Pero esta calidad y fortaleza del jugador samario se fue extinguiendo. ya para la década de los 90 comenzó a desaparecer y las selecciones Magdalena y el Unión ya no volvieron a tener ese brillo que los caracterizó y el estilo de ‘Magdaleña’ no se volvió a ver en los estadios, canchas o calles de la ciudad.

“Ya aquí no hay jugadores samarios, lo que pasa es que no hay liga ni canchas, las canchas son privadas. Ya el jugador samario no le pone sangre por el equipo como dábamos nosotros, aun con un sueldo bajito como el que recibíamos, que era un sueldecito de hambre que solo nos alcanzaba para la comida al mes. Ahora pagan hasta en dólares y aun así el jugador no es el mismo”, concluye Huguett.

Frases de Pablo Huguett:

“Yo no duermo cuando veo que Magdalena pierde con Cesar o Guajira. ¡Eso qué es, ah! Antes les metíamos seis y en la vuelta no querían venir a jugar”.

“Otro de los problemas es la invasión de jugadores de otras partes del país, los cuales les tapan el talento y la capacidad a los nuestros”.

“Me siento irrespetado cuando veo que a un jugador en La Castellana y en el Unión no se le da la oportunidad, porque prefieren dársela a otros ‘ruchos’ (jugador malo)”.

“Magdaleña’ es un apodo que nace de los caleños, porque, según ellos, nosotros dábamos mucha ‘leña’. Hasta nos pusieron un coro: ‘llegó la leñaaaaa!”.

“El jugador samario no era cobarde, a Alfredo Arango le daban zapato por sus condiciones, a él le daban por un lado y nosotros le dábamos a los contrarios”.

“Nosotros gritábamos: ‘¡sangre y arena!’. Ya se sabía que era matar a todo el mundo”.

“A nosotros no nos ganaban fácil, siempre jugábamos con la sangre en el ojo”.

Pablo Emilio Huguett. Su temperamento en el terreno de juego hizo que se ganara el respeto de sus compañeros y el temor de sus rivales.


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