A través de una carta, Francisco reflexiona ampliamente sobre el simbolismo y el valor de las celebraciones y liturgias cristianas.
"Abandonemos las polémicas para escuchar juntos lo que el Espíritu dice a la Iglesia, mantengamos la comunión, sigamos asombrándonos por la belleza de la Liturgia", animó el papa argentino en este largo documento formado por 65 reflexiones y una oración final.
En aquel texto, el Sumo Pontífice aboga por que "la belleza de la celebración cristiana y de sus necesarias consecuencias en la vida de la Iglesia no se vieran desfiguradas por una comprensión superficial y reductiva de su valor o, peor aún, por su instrumentalización al servicio de alguna visión ideológica, sea cual sea".
El objetivo es involucrar al clero y a los fieles de todo el mundo en los ritos católicos porque, señaló, "una celebración que no evangeliza, no es auténtica".
En este sentido, sostuvo que la búsqueda de la belleza de la liturgia no se reduce a un "esteticismo ritual", aunque defendió que la sencillez de las ceremonias no debe confundirse con una "dejadez banal" o con una "superficialidad ignorante".
Porque por supuesto se debe cuidar "todo aspecto" del rito, como "el espacio, el tiempo, los gestos, las palabras, los vestidos, los cánticos o la música".
Para el Santo Padre, el rito es aún más importante en medio de una posmodernidad en la que "el hombre se siente aún más perdido, sin referencias de ningún tipo, desprovisto de valores, porque se han vuelto indiferentes, huérfano de todo, en una fragmentación en la que parece imposible un horizonte de sentido". EFE