¿Sabía que los árboles muy viejos emiten sustancias sanadoras o que los animales urbanos evolucionan para volverse más descarados e ingeniosos? Son algunas “píldoras de ciencia y conciencia” que nos ayudan a darnos cuenta del valor del mundo natural que nos rodea.
En la naturaleza suceden cosas increíbles. Los pájaros no pueden beber a sorbos, pero sí a cabezazos semejantes a brindis a las nubes. Hay jirafas homosexuales, manzanas en perales, buitres que se maquillan y peces transexuales, de acuerdo al periodista ambiental y bloguero César-Javier Palacios.
Este licenciado en Geografía e Historia, doctor en Historia del Arte, periodista ambiental, guía turístico y máster en Evaluación de Impacto Ambiental (www.cesarjpalacios.com) ha recopilado y descrito en su libro, ‘Natural Mente’, decenas de facetas y datos asombrosos del mundo natural y urbano que nos rodea.
Las denomina “píldoras de ciencia y conciencia para disfrutar de la Naturaleza sin dañarla”. “ Es una invitación a reencontrarnos con nuestro entorno, dejarnos fascinar por el mundo natural y a llevar una vida más sana, con un toque de atención para hacernos conscientes y abordar nuestra responsabilidad en la salvación de nuestro entorno cercano y del planeta entero”.
Éstos son algunos de los aspectos más sorprendentes y poco conocidos del mundo natural que Palacios revela en estas píldoras.

Las colillas de cigarrillos son uno de los residuos más encontrados en el campo y la playa, seguidos de las toallitas y los pañuelos de papel, explica Palacios.
Señala que diversos estudios confirman que el efecto contaminante de las colillas puede durar “entre siete y doce años, e incluso algunos autores lo alargan hasta los 25”.
“Contienen sustancias muy tóxicas como cadmio, arsénico, alquitrán o tolueno que, al entrar en contacto con el agua, tienen efectos devastadores en la naturaleza. Es puro veneno”, asegura.
“Cada colilla puede llegar a contaminar hasta 8 o 10 litros de agua de mar y hasta 50 litros de agua dulce. Además las ingieren habitualmente las aves y marinas y los cetáceos, provocándoles toxicidad e inflándose dentro de sus estómagos, llevándolos en casos extremos a la muerte por inanición”, según este experto.

Palacios señala que en la naturaleza suelen mandar los machos, aunque hay preciosas excepciones.
“Las elefantas manda, cuidan y protegen a la manada, que es una gran familia llena de tías, abuelas, hermanas y primas. En cuanto los “jovencitos” empiezan a volverse arrogantes o jactanciosos, son apartados del grupo, condenados a una vida muy solitaria solo interrumpida por escarceos amorosos”, apunta.
Indica que ocurre algo parecido con el león: “será el rey de la selva, pero tampoco manda en casa. Las leonas hacen todo el trabajo, incluso el de cazar”.
“Las orcas y algunos otros cetáceos como los calderones apuestan igualmente por el matriarcado. Se agrupan en manadas de féminas lideradas por la más experimentada, de tal forma que cazan y cuidan de sus crías en comunidad”, señala este experto.