Los forcados en Portugal

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Gustavo Hernández López

Gustavo Hernández López

Columna: Opinión

e-mail: gusherlo@hotmail.com



La fiesta brava en Portugal es distinta de toda la península ibérica y de la que se práctica en aquellos países donde hay afición por la tauromaquia.

Es absolutamente sui generis por cuanto al tiempo con la lidia del toro, con el paseíllo, la música, la faena normal con pases de capa y de muleta, las banderillas y el estoque de la muerte simulado se combina con los Forcados que es lo que ellos llaman la pega del toro.

Es una suerte típica de las corridas de toros portuguesas. Por el hecho de actuar en grupo se les denomina Forcados. Quienes se dedican a esta actividad taurófila, son aficionados cuyo mote es el de mozos o amadores.

Ellos esperan al toro en la arena a pie firme, lo recibe el primero con el pecho, es el Forcado de cara y en el momento en que recibe el golpe lo trata de tomar de los cuernos, de la parte frontal de la cabeza del toro, así lo sujeta y simultáneamente los otros siete que acompañan en fila india al primer Forcado lo ayudan a dominar y de esta manera inmovilizan al astado.

Pero quien ejecuta otra labor importante fuera del hombre a quien le pega el toro es el que remata la suerte, se llama el rabillador. El hace que el toro se mueva en círculos, desestabilizándolo para que no embista más sobre los otros compañeros de faena.

Si el Forcado de cara llegase a quedar fuera de los cuernos, quiere decir que el toro no se considera pegado y por consiguiente deberá repetirse la suerte varias veces hasta que el animal quede totalmente inmovilizado.

La prohibición de la muerte del cornúpeta en los ruedos de Portugal tuvo lugar en 1836 durante el Reinado de María II y como complemento de la lidia de los cavaleiros es decir los rejoneadores y ahí se comenzó a pegar el toro.

En ese momento surgen los Forcados como los conocemos actualmente. Pero su nombre tiene que ver con un bastón llamado Forcado, usado por los "Monteiros da Choca", grupo que custodiaba o defendía al Rey en la plaza de toros, los cuales fueron reemplazados en la arena por los Mozos de Forcado o sencillamente Forcados.

Sin duda es un espectáculo popular, de mucha técnica, serenidad, de valentía, coraje y sangre fría, desde luego peligroso, sobre todo para el Forcado que amortigua el choque de la embestida. Por todo lo anterior es que se cataloga como un arte.

La pega auténticamente portuguesa es en la que solamente participan dos elementos el "cernelheiro" que no es otro que el Forcado de cara y el Rabillador. Pero aquí la embestida no es tan fuerte dado que al toro lo llevan o guían cabestros.

Los grupos de Forcados son principalmente amigos quienes tienen en común esa afición. Hay también familias dedicadas a esa entretención artística. En Santarem, población portuguesa, suelen conocerlos como "una escuela de buenas maneras para enfrentar las dificultades de la vida".

En California, Estados Unidos, igualmente florecieron estos Forcados, por razón de la inmigración portuguesa en esa zona estadounidense, particularmente provienen de las islas Azores, sitio en el cual se percibe un gran amor, conocimiento y sentimiento taurófilo. En Ciudad de México a partir de 1978, se observaron los Forcados y allí conservan esta costumbre de toros portuguesa, ciertamente con un estilo propio.

Entre los puristas taurinos, lo más significativo de una corrida es la muerte, toda vez que hay muchos toreros pero pocos matadores. Por ejemplo nuestro extinto Pepe Cáceres reconocido diestro, se engalanaba con el capote y con la muleta, pero fallaba a menudo en el final, esto es en la suerte de matar al toro. Consecuentemente a estos maestros del rigor taurófilo no les llama la atención los Forcados y no irían jamás, ni disfrutarían de una tarde de Forcados. Para ellos lo que vale es una estocada a volapié.