Plan Vial del Norte: Crónica de una oportunidad perdida

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Escrito por:

Veruzka Aarón Torregrosa

Veruzka Aarón Torregrosa

Columna: Opinión

e-mail: veruzkaaaron.t@gmail.com

Twitter: @veruzkaaaron


En el año 2006 fue estructurado el Plan Vial del Norte (PVN), una de las iniciativas más importantes propuestas para impulsar el desarrollo del Magdalena. Este proyecto se concibió como la solución al problema de conectividad vial entre Santa Marta-Ciénaga, corredor que para la época, se había convertido en cuello de botella no solo para el acceso al territorio sino para su competitividad.

El proyecto se contempló ejecutar en dos alcances: Básico y Condicional. El Básico, comprendía la construcción de la doble calzada Ye de Ciénaga-Santa Marta y de la Vía Alterna Alcatraces-Mamatoco. Esta última, permitió desviar el tráfico pesado que atravesaba el corredor costero, y con esto, potenciar su vocación turística. El alcance Condicional, planteó el desarrollo de obras complementarias que favorecerían tanto a Santa Marta como al Magdalena. No obstante los beneficios del PVN, su deficiente gestión ha ocasionado la pérdida de una oportunidad para incrementar la capacidad de la infraestructura vial urbana del Distrito y la competitividad del Departamento. 

El alcance Básico, fue estructurado para ejecutarse en 5 años, con una inversión de $255 mil millones (pesos de 2006). El alcance Condicional, dependería de la gestión de recursos adicionales como el cobro de la contribución por valorización producida por el proyecto y el recaudo de peajes del corredor Ciénaga-Barranquilla, una vez se lograra el ingreso esperado (remuneración) del concesionario (proyectado para el año 2018). En este alcance, se planteó la ejecución de la segunda calzada del corredor Mamatoco-Puerto, vías paralelas a la doble calzada Ciénaga-Santa Marta y la doble calzada Ciénaga-Barranquilla (Anexos Contrato de Concesión N° 229/2006). Asimismo, la financiación del Plan Vial del Sur. 

Las vías paralelas, se proyectaron con el objetivo de restringir el tráfico urbano por la doble calzada y facilitar de forma segura la comunicación entre los sectores aledaños. Esto habría evitado el detrimento y congestión promovida durante los últimos años por autoridades locales, quienes han implementado controles e intervenciones sobre estos corredores como si se trataran de vías urbanas secundarias. La gestión del recaudo de la valorización mediante el cual se financiarían las paralelas, fue frenada para favorecer a unos pocos propietarios que buscaban apropiarse del mayor valor que adquirieron sus predios a costa de las obras del Alcance Básico. A esto, se sumó el desinterés de las autoridades locales en incorporar lo propuesto por el PVN en el Plan de Ordenamiento de Santa Marta, lo que ha generado que las áreas sobre las cuales se construirían las paralelas no hayan sido reservadas, lo que hace más compleja y costosa su gestión predial.

La construcción de la doble calzada del corredor Mamatoco-Puerto de Santa Marta, es una necesidad importante por resolver desde su maltrecha contratación por parte de INVIAS. Sus limitadas especificaciones técnicas frente a la demanda de su servicio, lejos de solucionar el conflicto del tráfico pesado que llega hasta el Puerto de Santa Marta, han convertido este corredor en un problema mayor para la ciudad. La doble calzada Ciénaga-Barranquilla, se proyectó financiar con el recaudo de los peajes de dicho corredor. 

De haberse cumplido con lo planeado en la ejecución de obras del alcance Básico y su adecuado manejo financiero, lo recaudado por peajes habría sido suficiente para contratar no solo la construcción de la doble calzada Ye de Ciénaga-Barranquilla, sino avanzar en la construcción del Plan Vial del Sur, una gran deuda que se tiene con esta subregión. 

El PVN, ha sido una crónica escrita por la incompetencia y mezquindad de gobernantes, quienes con tal de evitar reconocer los beneficios de soluciones propuestas y gestionadas desde gobiernos anteriores y/o de rivales políticos, prefieren dejar perder recursos, y condenar con esto, los territorios al rezago y a sus comunidades a la pobreza. Proyectos de ciudad-región como el PVN, deberían convertirse en causas que motiven el liderazgo de gremios y sociedad civil frente al desarrollo del territorio. ¿Dónde están nuestros líderes?