El Rojo de la Bandera.

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Escrito por:

Diego Alejandro Rangel Salamanca

Diego Alejandro Rangel Salamanca

Columna: Blogs

email: alejandrorangelsalamanca@gmail.com

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Recuerdo con mucho aprecio la época del colegio y con especial nostalgia las clases de historia, las viví y disfruté al principio de mi vida escolar, luego la catedra fue suspendida e integrada a lo que se llamó ciencias sociales.

Seguro la decisión fue de los  genios que hacen  la política de nuestro país. Desde el año pasado y gracias a la ley 1874 la catedra de historia de Colombia regreso a los currículos de los Colegios con carácter de obligatoriedad, una apuesta por escribir la historia de este país.

En esas clases nos enseñaron las cosas básicas, fechas y los momentos importantes del mundo y nuestro país, entre los mejores cuentos de esa historia de colegio están las historias de la bandera; una romántica y otra menos románticas y más cercanas a la realidad.

La primera nos dice que nuestra bandera fue pensada por el histórico Francisco de Miranda, en homenaje a la gran emperatriz Catalina de Rusia, una primera franja amarilla para recordar sus cabellos dorados, una segunda franja azul que referencia sus ojos profundos y finalmente un rojo profundo que le hace venia al rojo carmesí de los labios de Catalina.

Una versión bonita entre la leyenda y la historia. La segunda versión es aquella que asocia el amarillo al oro y las riquezas, el azul de los océanos que bañan a Colombia y el rojo representa la sangre de aquellos que dieron su vida por la libertad, los padres de la patria. Versión práctica y cercana a la realidad.

Hoy las riquezas de nuestro país permanecen y no solo en oro, en diversidad de aves, paisajes, flora, fauna y sobretodo en la gente, ¿Dudo de la acertada administración que hemos dado a nuestras riquezas? El azul de la bandera está allí en el sabor del caribe y el infinito del pacifico. Pero el rojo de la bandera lo vemos presente día a día y no precisamente por los protagonistas de la guerra de independencia.

La sangre del pueblo colombiano sigue cayendo en las periferias de nuestro país, la violencia es la protagonista más viva de nuestra historia. Según cifras de la JEP este inicio de año (47 días) es el más violento desde la firma de los acuerdos de paz en 2016. El rojo de la bandera y la muerte acompañan como fantasmas el presente de Colombia.

En este inicio de año van catorce muertes de líderes sociales, Cinco ex combatientes de las Farc, 6 masacres, más allá de los  homicidios colectivos eufemismo del gobierno, son masacres. Hechos que suceden con varios patrones comunes, las víctimas son los jóvenes, suceden en la periferia lejos de la capital y la falta de resultados judiciales sobre estos hechos, no tenemos mayores certezas ¿Quiénes están detrás de estos hechos?

La violencia no solo se manifiesta en las muertes violentas que nos muestran estas frías estadísticas, en las ciudades las cifras de violencia intrafamiliar aumentan con preocupación en el transcurso de este año van 13 feminicidios de los cuales 7 fueron niñas.

Son los datos que hacen que la foto de la realidad social de nuestro país sea triste y desalentadora. Finalmente, la violencia inesperada e impredecible de la pandemia de la covid-19 ha dejado por su paso algo más de cincuenta mil muertes, con la poca fe que se puede tener en este gobierno, espero que sea eficaz en la inmunización de la población, así como fue de pomposo con el recibimiento del primer cargamento de vacunas.

Sueño con Colombia inmunizada y sin las múltiples violencias que ha padecido durante su historia, quiero que el rojo de mi bandera dejé de representar la sangre de los ayer y de los de hoy. Quiero que simbolice el rojo carmesí de los labios de la emperatriz rusa.



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Autor: Diego Alejandro Rangel Salamanca