De corregimiento a barrio Mamatoco, 42 años de estar integrado a Santa Marta

Facsímil del periódico EL INFORMADOR sobre la incorporación de Mamatoco en el perímetro urbano de Santa Marta, publicado el 22 de abril de 1981.

Santa Marta 496 años
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Como polo de desarrollo fue visto el antiguo corregimiento de Mamatoco, incorporado en el perímetro urbano en 1979, cuya capilla ya en el año 1981 era visitada en conjunto con la zona histórica de la hacienda ‘San Pedro’.


Por Daniela Peñarredonda
Redacción EL INFORMADOR

Como quedó registrado en el periódico EL INFORMADOR en su edición número 6.877 del 22 de abril de 1981, en un escrito firmado por Jaime Villarreal Torres en El Rodadero, en ese entonces alcalde mayor de Santa Marta, acatando recomendaciones del Instituto Geográfico “Agustín Codazzi” hechas desde el año 1976, Santa Marta amplió su perímetro urbano de cara al desarrollo.

La medida fue una realidad mediante el Acuerdo 008 de diciembre 11 de 1979 proferido por el Concejo de Santa Marta, en el cual se fijó el perímetro urbano hasta las instalaciones del Acueducto con la Troncal del Caribe, acto mediante el cual el corregimiento de Mamatoco quedaba incluido dentro de la ciudad.

Ya en ese entonces (1981), se destacaba a Mamatoco ante la mirada de los escépticos, como un territorio que había evolucionado y prácticamente ya estaba unido a la ciudad, a pesar de ser un corregimiento. Se reseñaba entonces como ‘zona fructífera’ de la educación media gracias a la ubicación del Inem (1968), el colegio Rodrigo Galván de la Bastidas (1975), la Normal Mixta y la Universidad Tecnológica del Magdalena.

Desde la época indígena, Mamatoco era un extenso territorio, tan así que la hacienda donde hoy se encuentra la Quinta de San Pedro Alejandrino fue construida sobre suelo sagrado.

Jaime Villarreal Torres vaticinaba en ese entonces que alrededor de la Universidad Tecnológica del Magdalena surgiría un “polo de desarrollo” consecuente con la construcción de la Central de Transportes de Santa Marta, como efectivamente lo es en la actualidad.

Abelardo Antonio Duica Núñez, mamatoquero.
Abelardo Antonio Duica Núñez, mamatoquero.

 

Recuerdos nítidos

En la memoria de don Abelardo Antonio Duica Núñez, de 94 años, nacido y criado en Mamatoco, está grabado el progreso de su barrio. Desde los años 30’s vio la transformación de este corregimiento, que antiguamente era un asentamiento indígena de los Mamatocos, así como lo era Gaira (Gairacas), Taganga (Tagangas) y Bonda (Bondiguas).

“Mamatoco era un pueblo muy humilde con calles destapadas en arena. Casas con la mayoría de las habitaciones en bahareque con palma. Algunos que otros samarios que venían a temperar a esta región, hacían unas casas muy modernas de mayor envergadura y muy completas”, señaló don Abelardo Duica en diálogo con EL INFORMADOR.

Anteriormente, la principal fuente de trabajo era el carbón vegetal, se hacía en los hornos y se iba a vender a la ciudad de Santa Marta. Otros mamatoqueros eran artesanos y algunos sacaban arena del río para la construcción. Los que vivían mejor, tenían ganado.

ENTREVISTA ABELARDO

El progreso le costó a Mamatoco quedar reducido, al pasar de ser un corregimiento a un barrio, a su alrededor se formaron barrios independientes en territorio que antes era parte del sector, como La Bolivariana, que inició como una invasión.

“Se nos redujo el perímetro del pueblo, porque a los alrededores, donde eran terrenos de pequeñas parcelas, fueron invasiones algunas, otros compraron y se crearon otros barrios como La Bolivariana, Bulevar del Río, Yucal, que son grandes urbanizaciones, son en el perímetro de Mamatoco”, indicó el señor Abelardo.

Sin embargo, el progreso es innegable, mientras en 1981 en el mapa publicado en EL INFORMADOR, la ciudad en el lado este (oriente), terminaba en Mamatoco, y como lo recuerda don Abelardo Duica, más allá de los límites ‘todo era monte’, sin duda la ampliación del perímetro urbano, así como la construcción de la Terminal de Transportes, generaron ese desarrollo urbano que se observa cuarenta años después.

El desarrollo se ve en sus calles, en la arquitectura de las casas modernas, en el comercio que se ha desarrollado en el sector y, a pesar de los cambios, Mamatoco sigue siendo uno de los barrios tradicionales de la ciudad, hoy perteneciente a la Localidad 1 ‘Cultural Tayrona - San Pedro Alejandrino’.

El cementerio San Jerónimo, tradicional de Mamatoco, coetáneo con la iglesia. Foto: Ly Erich Amasifuen.
El cementerio San Jerónimo, tradicional de Mamatoco, coetáneo con la iglesia. Foto: Ly Erich Amasifuen.


La gente de Mamatoco

En Mamatoco permanecen varias familias tradicionales y numerosas que por décadas han habitado en el sector, como los Duica, los Peña, los Martínez y los Núñez.

La persona mamatoquera es humilde, cariñosa y respetuosa, destacó don Abelardo Duica. “Tenemos ese don de ser muy respetuosos. Naturalmente que ya en Mamatoco todos los que vivimos no somos mamatoqueros, hay mucha gente que ha llegado de otros lugares”, indicó.

A lo largo de los años algunos se han ido, han llegado personas de otras ciudades y recientemente, migrantes venezolanos.

Tradición mamatoquera en la celebración carnestoléndica.
Tradición mamatoquera en la celebración carnestoléndica.

Iglesia de San Jerónimo, un símbolo

Si hay un lugar que se ha mantenido como símbolo y estandarte en Mamatoco es la parroquia San Jerónimo, nombrada en honor al santo patrono en este sector, a pesar de que la devoción es mayor hacia San Agatón.

En fotos antiguas se evidencia cómo la iglesia ha sido testigo de la transformación del barrio. Desde cuando las casas tenían techos de palma y los caminos eran de tierra, hasta la actualidad en la que la calle principal y las casas modernas, le hacen calle de honor a la iglesia.

Construida en 1787, en la época de la Colonia, fue declarada monumento nacional en 1992. Aunque a lo largo de los siglos tuvo varias reformas, fue vuelta a la apariencia original.

En la década de los 80’s, esta iglesia era atracción turística ligada a la hacienda ‘San Pedro’, estancia en la que murió el Libertador, Simón Bolívar, de acuerdo con lo escrito en el periódico EL INFORMADOR, cerca de mil personas diarias visitaban ambos lugares.

Tras más de cuarenta años de haberse incorporado Mamatoco a la ciudad, y teniendo un tesoro como lo es la parroquia San Jerónimo, monumento nacional, hace falta proyección turística hacia este barrio, antiguo corregimiento, rico en historia y cultura.

Antiguo Parque Estevez en Mamatoco en el siglo XIX, hoy cancha múltiple deportiva.
Antiguo Parque Estevez en Mamatoco en el siglo XIX, hoy cancha múltiple deportiva.

 

Escuela Rural de Niñas, construida en 1930, hoy Sede II de la I.E.D. Simón Rodríguez.
Escuela Rural de Niñas, construida en 1930, hoy Sede II de la I.E.D. Simón Rodríguez.

 

Transformación arquitectónica de una casa familiar en Mamatoco.
Transformación arquitectónica de una casa familiar en Mamatoco.

 

La iglesia original de Mamatoco, construida en el siglo XVIII, Iglesia de Mamatoco en el siglo XIX y Estado actual de la iglesia de Mamatoco, fue refaccionada y vuelta al estado original. Foto: Ly Erich Amasifuen.
La iglesia original de Mamatoco, construida en el siglo XVIII, Iglesia de Mamatoco en el siglo XIX y Estado actual de la iglesia de Mamatoco, fue refaccionada y vuelta al estado original. Foto: Ly Erich Amasifuen.

 

Bollos tres puntá, una tradición

Los bollos tres puntá, envueltos en hoja de bijao o plátano y cuyo nombre deriva de la forma triangular en la que se envuelven, son una tradición heredada de generación en generación en Mamatoco, preparados antiguamente por la ‘matronas’ para alimentar a sus familias. Se hacen de coco, blancos y de maíz, ideales para acompañar cualquier comida e incluso son un perfecto aperitivo.

A diferencia de los bollos de la cocina tradicional de Colombia que son alargados y necesitan amarre, “el bollo tres puntá, al hacerlo en forma de cono y que termine siendo un triángulo, aporta una particularidad a este ya que no necesita amarre, sino que, al darle la forma, se ajusta mientras se envuelve”, señaló doña Marta Rita Cabas Barros, quien forma parte de la fundación San Jerónimo, que en los últimos años ha impulsado el rescate de esta tradición gastronómica.

El Festival del Bollo Tres Puntá, que el año pasado celebró su octava versión, es la iniciativa que ha buscado preservar esta tradición y darle visibilidad a este producto, que normalmente no se prepara para la venta. Para los mamatoqueros, estos bollos son patrimonio inmaterial de su cultura.

“Es una actividad que tiene un significado sociocultural y una carga histórica que le precede, es un elemento de la comunidad de Mamatoco que hace parte de la idiosincrasia samaria”, finalizó doña Marta Cabas.

Gastronomía mamatoquera: bollos tres puntá de maíz con queso o coco, envueltos en hoja natural, de plátano o bijao.
Gastronomía mamatoquera: bollos tres puntá de maíz con queso o coco, envueltos en hoja natural, de plátano o bijao.

 



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