Prostitución trans en Santa Marta: la voz de las trabajadoras sexuales

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La avenida Hernández Pardo (carrera 4ta) con calle 23 es el epicentro de la prostitución trans en Santa Marta.

De lunes a domingo, a partir de las 8:00 o 9:00 de la noche, un grupo de personas ofrece sus servicios sexuales en una esquina. Algunas son samarias y otras son venezolanas. La Hernández Pardo no es la única zona. También se presenta esta situación en El Rodadero, el Parque Bolívar y Mamatoco. 
Las mujeres trans dieron sus testimonios sobre lo difícil y peligroso que es deambular por las calles de Santa Marta hasta altas horas de la madrugada en busca del sustento. Sus versiones contrastan con las críticas y denuncias realizadas por moradores del sector, núcleo de la problemática. Las peleas que se forman en su entorno son por abusos, no venden drogas, y solo “se venden” porque no tienen otra oportunidad de trabajo. Así lo aseveraron.

EL INFORMADOR dialogó con las prostitutas, quienes aprovecharon para desahogarse ante los señalamientos y la discriminación. No llegaron a ese oficio por gusto. Y si tuvieran otra oportunidad, dicen que todo sería distinto.

“Nadie conoce la gotera de la casa ajena”. Se prostituyen por necesidad. La pandemia del coronavirus (covid-19) fue el detonante para que algunas tuvieran que salir a venderse a cambio de plata. La difícil situación económica y las pocas oportunidades de trabajo, no les dejaron otra opción. Así es el caso de María Valentina, de 27 años, quien es de Santa Marta.

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“Yo soy estilista. Tenía mi peluquería ubicada en la calle 10 con 3ra. A raíz de la pandemia ejercí el trabajo sexual en horas de la noche. Quizás la gente no ve la realidad de lo que uno vive día a día. Aquí nos exponemos a muchas cosas, de pronto a una muerte, a un atraco. Hay chicas que salen con hombres, que pueden salir buenos o malos. Por mi parte, siempre he sido correcta y hago mis cosas bien”, expresó María en diálogo con EL INFORMADOR.


Con su cabello arreglado, maquillada y con grandes aretes, María Valentina sale a la calle a las 9:00 de la noche con la esperanza de conseguir para la comida de sus dos hijos. Se pone una falda, zapatos cómodos y por lo general usa camisetas. Se viste recatadamente a comparación de sus compañeras, porque “no le gusta ser tan ‘mostrona’”.

Así llega noche tras noche a la esquina del edificio Centro Ejecutivo. Y para hacer la jornada más amena, se reúne con sus colegas. Allí se cuentan historias, sonríen, coquetean, y hasta se cuidan las espaldas ante el inminente riesgo. Por momentos, cada quien se ubica en un punto estratégico de la zona para tratar de conseguir clientes.

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El mayor temor para María es la muerte. Dice que le tiene pavor a salir y no regresar a ver a su familia, pues los peligros están a la orden de la noche. Para ella, ser prostituta no es un trabajo fácil. Sale todos los días y a veces vuelve con las manos vacías, pero cuando le va bien, puede ganarse entre $150.000 o $200.000 pesos la noche, aunque no siempre es así.

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Por lo general, también trabajan en la avenida Santa Rita (calle 22) con 4ta, a veces en la avenida Campo Serrano (5ta). Algunas caminan hasta el Liceo Celedón. Manifiestan que en el camino les paran clientes que van en taxis, carros particulares, motos, entre otras personas.

Entre las malas experiencias que han tenido las trabajadoras sexuales están los maltratos por parte de algunos hombres. “Una vez me sacaron un arma para no pagar. A una amiga le quitaron su pelo y le robaron su cartera. Nosotros no nos metemos con nadie. Cuando hay problemas es porque quieren abusar de nosotras”, aseguraron.

Venezolana cuenta su historia

Verónica da Silva, de 22 años, oriunda de Venezuela, contó a EL INFORMADOR que llegó hace más de un año a Santa Marta después de haber recorrido casi toda Colombia, porque le ha gustado viajar.

Relató que nunca había sido prostituta, pero por la situación de su país tuvo que irse a buscar el sustento en otro lado. Su oficio es de estilista, pero dice que no le dan trabajo porque no tiene sus papeles en regla y por ser homosexual. Su horario es desde las 9:00 de la noche hasta las 5:00 am en la avenida Hernández Pardo.

Para Verónica, ha sido duro sobrellevar la discriminación, pero eso no la ha estancado. También denuncia que han sido maltratadas por las autoridades, en los intentos de sacarlas “a la fuerza” del sector.

Sobre las tarifas, aseveró que “cada quien tiene sus precios, dependiendo del servicio que se da”. Sin peros en la lengua, agregó que, a veces cobra $50.000 pesos, y reveló que otro de sus servicios cuesta $100.000 pesos e incluye un oral con penetración por 25 minutos. “Yo trabajo más penetrando, a que me penetren”, dijo.

¿Drogadicción y microtráfico?

Vecinos de la avenida Hernández Pardo con calle 23 habían denunciado que esa zona se había convertido en foco de drogadicción por culpa de la prostitución, sin embargo, las sexoservidoras se defienden y dicen que nada tienen que ver con la venta o consumo de estupefacientes. “Quizás vecinos de alrededor se molestan, porque también hay habitantes de calle, y algunos otros fomentan problemas y nos echan la culpa a nosotros. Cada quien responde por lo que hace”, expresó una de las voceras trans.

Agregó que, “la Policía debe saber dónde se genera la venta de droga, alucinógenos. No tenemos culpa que alrededor de nosotras estén personas que consuman drogas diferentes a las que uno consume. No tenemos culpa que habitantes de calle consuman bazuco en esta zona. No somos quien para decirles que no lo hagan. Aquí solamente somos chicas trans y generamos únicamente el trabajo sexual”.

También reconocen que “ha disminuido un poco el maltrato y la persecución de la Policía” gracias a un amigo que tienen como enlace LGTBi con las autoridades. “No me parece que nos tengan que maltratar porque, el trabajo sexual muchos lo ven bien, otros lo ven mal. Nosotros no nos metemos con nadie. Cuando hay problemas es porque quieren abusar de nosotras”, expresó María.

La Policía se pronuncia

Jesús De Los Reyes, comandante de la Policía Metropolitana de Santa Marta, manifestó que para la problemática de la prostitución en la zona de la avenida Hernández Pardo y Centro Histórico se requiere de un trabajo interinstitucional con la autoridad político administrativa, y anunció la articulación de un plan de intervención.

“La Policía viene trabajando de manera articulada con todas las instituciones a las cuales les competen estas problemáticas que sabemos que aquejan mucho a la ciudadanía, relacionadas con la prostitución, la mendicidad, el tráfico de estupefacientes, y sabemos hay situaciones de orden de salud pública acá”, dijo el oficial.

Adicionó: “vamos a articular un plan de intervención como se está haciendo en el Centro Histórico y en El Rodadero, donde también nos denuncian esta situación. Se requiere un trabajo conjunto pues, hay asuntos que se requieren del Plan de Ordenamiento Territorial, de la disponibilidad de agentes de espacio público, de comisarías para la mendicidad infantil, y para el tema de ventas ambulantes. Todos estos factores inciden en la percepción de inseguridad y solo de manera conjunta y articulada podemos dar resultados”.

De Los Reyes aseveró que, “es un trabajo interinstitucional que tiene como propósito mitigar estas problemáticas. Sabemos que algunas van a necesitar de un trabajo en el tiempo. Muchas personas han salido a las calles por necesidad. Estas situaciones requieren de un ordenamiento por parte de la autoridad político administrativa, y como Policía nos sumaremos en el control, sobre todo en lo que es tráfico de estupefacientes”, dijo.

Si las echan, volverán

Las sexoservidoras de la zona de la cuarta con 23 afirman que, ante la necesidad de trabajar, no tienen otra opción que volver si algún día las sacan de sus puntos de ‘rebusque’.

“Si nos echan, nos iríamos a otro lugar o volveríamos. Hay algunas venezolanas que trabajan por el sustento diario. Yo tengo dos hijos, trabajo por ellos. No lo hago por quererme parquear a una esquina o porque me vean”, expresó María.

Por último, María Valentina hizo un llamado. “El mensaje que le doy a la gente es que nadie sabe la gotera de la casa ajena. Si te pones en el lugar de uno, te dieras cuenta lo que uno pasa: frío, lluvias, malos tratos. Si regresas a tu casa bien o mal, si estás enferma tienes que salir a trabajar por necesidad. No son quiénes para señalar o juzgar a uno. Cada quien no lo hace porque quiere sino porque le toca, y créeme que no es fácil. Pónganse la mano en el corazón, o piensen en lo que uno vive día a día antes de criticar”, dijo.

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Desde que EL INFORMADOR dio a conocer este caso en la importante avenida Hernández Pardo desde meses anteriores, la situación sigue igual. Los vecinos continúan inconformes, las autoridades han hecho poco o nada. Las prostitutas no han recibido ninguna ayuda, y la situación ‘pica y se extiende’.





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