El fallo de la CIJ del 11 de septiembre de 1992, definió los límites entre Honduras y El Salvador, que en julio de 1969 se enfrentaron en una guerra de 100 horas por un centenario contencioso limítrofe y migratorio.
El tratado, suscrito en Managua por el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, y su homólogo de Honduras, Juan Orlando Hernández, fue ratificado con carácter urgente con 88 votos a favor, ninguno en contra y ninguna abstención.
Previo a la votación, el representante de Nicaragua ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ), Carlos Argüello, expuso el alcance de ese tratado, que calificó de “histórico”.
Sostuvo que, en el Caribe, el tratado reconoce los límites propuestos por Managua ante la CIJ y que “Honduras, asimismo, reconoce que toda su delimitación con Nicaragua en el Caribe está clara”.
Argüello argumentó que “Colombia no tiene nada que ver acá” con ese nuevo tratado de límites.
Alegó que la CIJ dejó sin aplicabilidad el tratado Ramírez-López suscrito en 1986 entre Colombia y Honduras, y ratificado en 1999, en el que ambas naciones se apropiaban de la mayor parte del territorio nicaragüense en el mar Caribe, el cual, dijo, “dio origen a parte de esta disputa”.