El Centro Histórico de Santa Marta, conocido por su rica historia y su encanto arquitectónico, ha sido durante décadas uno de los destinos más concurridos y emblemáticos de la ciudad. Sin embargo, tras los desafíos que planteó la pandemia de COVID-19 y el intento de recuperar su ritmo comercial, la zona ha experimentado un preocupante deterioro en términos de belleza, orden y seguridad.
Un recorrido realizado por EL INFORMADOR en la noche del sábado 14 de octubre, en compañía del arquitecto Erick Del Castillo, quien participó en la elaboración del actual plan de ordenamiento territorial de la ciudad, reveló una serie de irregularidades preocupantes de cara al futuro de este sector de la ciudad.
Ocupación del espacio público:
Las autoridades del distrito tomaron medidas para revitalizar el comercio en el Centro Histórico, permitiendo a los restaurantes colocar mesas y sillas en la vía pública.
Sin embargo, durante nuestro recorrido, observamos cómo algunos establecimientos han ido ocupando un espacio cada vez mayor. Esto no solo restringe la movilidad de los peatones, especialmente en el concurrido Parque de los Novios durante las noches, sino que también se han visto casos de locales comerciales que han encerrado parte de la vía pública. Algunos utilizan macetas y plantas, mientras que otros optan por divisiones de aluminio y metal, creando terrazas que privatizan parte del espacio peatonal.
Deterioro del patrimonio histórico:
A pesar de su fama como uno de los lugares más emblemáticos de Santa Marta, el Centro Histórico enfrenta un notorio deterioro debido al descuido de las autoridades y la sobreexplotación del lugar. Uno de los problemas evidentes es el estado de los andenes peatonales.
Según el arquitecto Erick Del Castillo, todos los andenes del sector deberían ser construidos en concreto. Sin embargo, en nuestro recorrido, observamos que muchos hoteles, comercios y viviendas han intervenido los andenes a su antojo, utilizando material como granito, baldosas y construyendo rampas para vehículos.
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A esto se suma el robo de tapas del alcantarillado, la acumulación de basura en las esquinas, la proliferación de vendedores ambulantes y el mal estacionamiento de vehículos, lo que resta belleza al sector y dificulta la movilidad de los visitantes.
Falta de planeación:
Otro desafío que afecta al Centro Histórico es la falta de planeación y orden en cuanto al desarrollo de infraestructuras y comercios. La coexistencia de hoteles, restaurantes y discotecas en la misma cuadra plantea desafíos de convivencia.
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Además, la mendicidad de los alrededores y la presencia de vendedores ambulantes en lugares estrechos, como 'El Callejón de Correo', donde las personas suelen disfrutar de su comida al aire libre, puede llevar a la contaminación de los alimentos debido al alto tránsito de personas y la emisión de gases de los vehículos.
Mientras algunos restaurantes aprovechan la oportunidad de colocar sus mesas y sillas fuera de sus locales para ahorrar costos, el desorden en el Centro Histórico sigue siendo un desafío para los turistas y la reputación de la ciudad.
En resumen, el Centro Histórico de Santa Marta, a pesar de su atractivo innegable, enfrenta desafíos en términos de ocupación del espacio público, deterioro del patrimonio histórico y falta de planificación.
Preservar la belleza y el orden de esta icónica zona es esencial para mantener su atractivo y garantizar una experiencia memorable para propios y turistas.
