“Siempre me gustó ayudar a otros, creo que la vida consiste en dar”

Desde el Voluntariado Unimagdalena benefician a diferentes poblaciones vulnerables con alimento, se dirigen a estudiantes de colegios oficiales y realizan jornadas de limpieza en playas y ríos.

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Para las personas que hacen parte de grupos de apoyo para los más necesitados, ser voluntario es una decisión que requiere compromiso y responsabilidad tanto con la entidad como con la causa y no es suficiente con tener una buena voluntad.

Un voluntario es aquella persona que se pone a disposición desinteresadamente a la comunidad, promoviendo la solidaridad. Para ello, ofrece energías, capacidades, su tiempo y, eventualmente, los medios de que dispone, prioritariamente a aquéllas que corresponden a los marginados.

Ser voluntario es una decisión que requiere compromiso y responsabilidad tanto con la entidad como con la causa, no es suficiente con tener una buena voluntad. La acción voluntaria se convierte en una parte fundamental del proyecto de vida de cada persona que decide serlo y en una gran responsabilidad frente a la organización que representa y la comunidad que impacta. Cualquier persona puede ser voluntaria, no existe un perfil generalizado, ni edad, ni sexo, ni condición especial.

Lina Vanessa Montero Yepes, directora general del Voluntariado de la Universidad del Magdalena.
Lina Vanessa Montero Yepes, directora general del Voluntariado de la Universidad del Magdalena.

Para Lina Vanessa Montero Yepes, egresada de la facultad de Psicología de la Universidad del Magdalena, actualmente postulante a la Maestría de Salud Familiar y Comunitaria, el voluntariado es una experiencia transformadora que los hace crecer, cuestionar, es una manera de ser ciudadano y de participar activamente en esta sociedad.



La profesional, quien además es Secretaria Técnica del Sistema Nacional del Voluntariado, delegada en el Consejo Departamental del Voluntariado- Magdalena y directora general del Voluntariado Unimagdalena, es voluntaria desde pequeña junto a su madre, una docente en uno de los colegios del municipio de Algarrobo. Cuanta que allí donaban alimento a las familias menos favorecidas.
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“Mi madre ha sido mi inspiración para ayudar y enseñar a los más necesitados a través del arte y la lúdica. Siempre me he preocupado por ayudar a otros, creo que en eso consiste la vida, en dar de lo que tenemos. Inicié oficialmente como voluntaria en la fundación Fundaliv estando en grado 10 en el colegio y debido a esta experiencia y lo aprendido, decidí estudiar Psicología. Al momento de ingresar a la Universidad del Magdalena, el trabajo en campo con comunidades me emocionaba, principalmente trabajar con los niños, adicional soy cristiana de la Iglesia Pentecostal Unida de Colombia en dónde me desempeño como maestra de escuela dominical, allí me convertí en maestra de niños y niñas en los barrios Cerro Tres Cruces y Boulevard de Las Rosas”.



¿Qué enseñanzas de ha dejado ser voluntaria?

“Es una experiencia significativa, he crecido de manera personal y profesional, el voluntariado ha sido el camino para dar lo mejor de mí. La satisfacción de ver la alegría y sonrisas de los niños y niñas, al igual que las comunidades a las que llegamos es el mejor pago que puedo obtener, considero que todos nacimos para servir, es algo con lo que nacemos porque cuando ayudamos a otros nos sentimos satisfechos y realizados”, aseguró Vanessa Montero Yepes.