Hampa Marta

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Jorge García Fontalvo

Jorge García Fontalvo

Columna: Opinión

e-mail: jgarciaf007@hotmail.com



Espero que no interpreten inadecuadamente lo que escribo, como ya ha sucedido en diversas ocasiones. Lo que busco es llamar la atención de las autoridades y la sociedad en general, para que la gente pueda sacudirse de una vez por todas del flagelo de delincuencia. Porque por miles de razones que ustedes y yo conocemos, en Santa Marta, la gente vive agobiada por causa del accionar inmisericorde de los criminales y nadie, nadie dice nada.
Mientras la delincuencia avanza raudamente en su intención de generar caos y terror en la ciudad, los organismos encargados de preservar la seguridad y tranquilidad pública retroceden vergonzosamente en esas aspiraciones.
Y aunque se realizan una y otra vez, consejos de seguridad orientados por el presidente de la República, el ministro de Defensa y demás autoridades del orden nacional, o comités de vigilancia coordinados por el mismo director de la Policía Nacional, el gobernador del Magdalena, y el alcalde de Santa Marta, hasta el momento no se observa un trabajo mancomunado y serio entre las autoridades civiles y policiales que pueda dar fin a la tragedia que vivimos.
En la ‘Perla del Caribe’ cada quien va por su lado. Nadie se pone de acuerdo, por eso, al final todo termina siendo anarquía. No existe dolor de ciudadano ni preocupación por lo que suceda con la ciudad más antigua de Suramérica.
Ni los estudiantes se salvan del ultraje mal intencionado de la delincuencia, y las autoridades, plenas de felicidad en reuniones elegantes, utilizan equivocadamente el poder para atender los intereses mezquinos que alimentan sus personalidades egocéntricas.
Triste realidad para una población maltratada durante quinientos años. Primero por los conquistadores y corsarios, luego por sus dirigentes y, en última instancia, por los criminales que destrozan la poca calma que se vislumbra en el ambiente.
¿Qué harán las autoridades para recuperar la tranquilidad y la paz en la Santa Marta que amamos? No sé qué piensan hacer los negligentes que se sostienen vergonzosamente en el poder. Seguramente nada, porque qué va a interesarles la suerte de un pueblo sufrido.
Lo único de lo que soy consciente es que si no existe autoridad, y no obtenemos ayuda de nadie, es necesario que la ciudadanía reaccione y se movilice decididamente para rechazar los criminales y, de paso, a quienes hacen poco por nuestra ciudad.
Es hora de reaccionar con energía ante la amenaza de la delincuencia. No podemos quedarnos atados de manos o mostrarnos indiferentes ante lo que sucede a nuestro alrededor. El futuro de nuestros hijos está en peligro.
Si actuamos con indiferencia, y permitimos que los miserables que atentan en contra de la tranquilidad pública continúen su avance inescrupuloso, terminaremos siendo cómplices de la misma delincuencia que nos atormenta, y en especial, de las autoridades incompetentes que dicen defender los intereses de la ciudadanía.
Si no nos involucramos decididamente en los asuntos que competen directamente a la comunidad, volveremos a elegir a los sinvergüenzas que se han aprovechado del sufrimiento del pueblo samario y se deleitan con la fragancia del poder. En tanto que los delincuentes continuaran agobiando libremente a las comunidades.
Como van las cosas, los samarios en pocos años, tendrán que vivir secuestrados tras las cuatro paredes de sus residencias, porque los delincuentes no darán respiro a la comunidad, y Santa Marta tendrá que cambiar su nombre por el de…
¿Hasta cuándo el pueblo samario tendrá que soportar a los bandidos que atentan miserablemente en contra de los intereses de la gente humilde? Esperemos que no sea por mucho tiempo.