El fallo aguafiestas

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Escrito por:

Fuad Chacón Tapias

Fuad Chacón Tapias

Columna: Opinión

e-mail: fuad.chacon@hotmail.com



Las instituciones deben hacer lo que la Constitución les dice que deben hacer, esa es la lógica del aparato estatal, así es como se logra que el país siga funcionando. No tiene la más mínima relevancia el nombre del político de turno que haya llegado al Palacio de Nariño, ni la presión mediática de cuántos medios de comunicación se opongan, ellas le rinden cuentas a la Ley, no a un puñado de hombres con apellidos rimbombantes.

Quienes ocupan tales magistraturas muchas veces deben pasar por villanos porque utilizan el freno de mano cuando algunos quisieran que el auto de la legitimidad del Estado fuera descarriado colina abajo. Esto cuando deciden desempeñar bien su función, porque cuando firman una impune colusión con el lado oscuro este país toma tintes de inviable.

La última moda en lo que a coraje jurídico concierne la ha impuesto la Corte Constitucional con una decisión que entre paro y paro al Presidente, y pase y pase de la Selección Colombia, ha pasado desapercibida del radar nacional. Resulta ahora que es inaceptable la alternativa contemplada por muchos de que los máximos cabecillas de las Farc evadan el tour por la prisión como parte del clausulado de un eventual acuerdo con el Gobierno. Un fallo aguafiestas para todos los interesados en conseguir una paz a cualquier precio sirviendo y tragando cuantos sapos fueran indispensables para conseguir el autógrafo de Timochenko antes de que se acabe el año.

Un palo en las ruedas que vuelve a barajar las cartas en medio de unos tiempos trémulos en los que el Presidente tiene una popularidad en niveles pastranísticos, y el chiste se cuenta sólo, lo cual debe tenerlo aterrado, tanto que su más reciente recambio de ministros llenó a la opinión pública de dudas antes que de certezas. Todos los sectores concordando, en un acto de auténtica Unidad Nacional, que cada vez su equipo se parece menos a Santos y más a cierto espécimen paquidérmico de la fauna política colombiana.

En cualquier caso, esta decisión jurisprudencial, coherentemente expedida y acorde con la expresada en el caso de la desmovilización de las autodefensas, ha iniciado un lento desangre del proceso de paz, pues el as que el ejecutivo ocultaba en la manga, junto con las curules directas al Congreso, eran la columna vertebral del apetitoso menú que se le tenía preparado a la guerrilla. Un golazo que se anotó Monseñor Procurador con la Guardia Pretoriana Uribista, y que ahora restringe el marco de maniobra a los negociadores en La Habana.

La paz es un experimento químico de altísima volatilidad que puede volar en átomos con cualquier mala jugada, por ello la Corte falló en Derecho recordando que ésta no puede ser impuesta cual Pax Romana y recordando que Colombia tiene más víctimas que victimarios.

Obiter dictum: El escenario internacional es cada vez más curioso. Ahora que Estados Unidos está invitando a todos sus amigos a una guerra nadie les está llevando la cuerda. Ganas no le faltan a muchos, el problema es que la billetera está desocupada.