Auroras de sangre', de William Ospina

Columnas de Opinión
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Escrito por:

José Vanegas Mejía

José Vanegas Mejía

Columna: Acotaciones de los Viernes

e-mail: jose.vanegasmejia@yahoo.es



El poeta y narrador tolimense William Ospina tiene entre sus obras una que desde su aparición despertó el interés de los lectores, sobre todo de los amantes de las letras españolas del siglo XVI.

En este caso, la vida y aventuras de don Juan de Castellanos es el tema que lo apasiona. Desde 1999 --tal vez desde antes-- el poeta se ha interesado por el desarrollo de la historia nuestra y en el núcleo de esta temática se encuentra don Juan de Castellanos. Estamos hablando de 'Las auroras de sangre'.

Con las sencillas clases que nos brindó el bachillerato llegamos a saber que don Juan de Castellanos es el autor de uno de los poemas más extensos de la lengua castellana. En efecto, 'Elegías de varones ilustres de Indias' narra en 113.609 versos endecasílabos numerosos hechos de la época de la Conquista. Pero muy pocos lectores nos atrevemos a ir más allá en las indagaciones sobre el autor.

Juan de Castellanos escribió su 'Elegías de varones ilustres de Indias' en prosa. El autor la versificó después, al estilo de 'La Araucana', el poema épico de Alonso de Ercilla que relata acciones heroicas de los indígenas en el actual territorio de Chile.

Castellanos nació en Alanís, provincia de Sevilla, en 1522. Formó parte de la expedición a Tierra Firme, al sur de las Antillas, dirigida por el capitán Antonio Sedeño. Si quisiésemos abreviar los detalles sobre la vida de Castellanos diríamos, a grandes rasgos, que tras una vida llena de aventuras tomó los hábitos sacerdotales en Cartagena de Indias y fue nombrado beneficiario de Tunja, donde murió en 1607.

La obra de don Juan de Castellanos, sin embargo, es rica no solo en el aspecto literario sino también en el de las armas. Por eso quienes conocemos la narrativa de William Ospina, sobre todo en su novela 'Ursúa', sabemos que su investigación sobre el cronista español es un documento valioso para apreciar al poeta español considerado precursor de las literaturas e historias de Puerto Rico, República Dominicana, Cuba, Venezuela y Colombia.

Pero si Ospina no nos llegase a ilustrar sobre ciertos aspectos que consideramos importantes de la vida de Castellanos, no dejaremos por eso de saber que entre sus andanzas están las siguientes: Peleó contra el conquistador Jerónimo Ortal en la Isla Trinidad. Permaneció en el río Meta atrapando indios para comerciar con su venta. Fue pescador de perlas en la isla de Cubagua, cerca de las costas de Venezuela, en 1540. Estuvo algún tiempo en el Cabo de la Vela, en 1544. Ese mismo año fue invitado como asistente a la fundación de la población de Tamalameque, por el capitán Lorenzo Martín. Fue minero en el río Guachaca en 1545. En Santa Marta, con Pedro de Ursúa, combatió a los indios Tayronas, en 1553. Todo lo anterior lo realizó Castellanos antes de entrar a la vida religiosa, en 1555.

'Las auroras de sangre' es un testimonio descarnado de la forma como los 'conquistadores' españoles arrasaron estas tierras y cometieron depredaciones y muertes sin cuento. Pero lo que diferencia a esta obra de las otras de William Ospina es su carácter crítico. El lector encuentra, a lo largo del texto, fragmentos de las 'Elegías' y de inmediato una exposición del escritor colombiano. De esta forma 'Las auroras de sangre' nos ilustra sobre episodios nefastos que, de no ser traídos al presente por el poeta Ospina, habrían quedado enterrados para siempre en las páginas interminables de 'Elegías de varones ilustres de Indias'.