Definitivamente este mundo está loco

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Jorge García Fontalvo

Jorge García Fontalvo

Columna: Opinión

e-mail: jgarciaf007@hotmail.com



Cuando pensábamos que ya todo se había visto, oído y conocido en esta tierra de locos y de locuras, de extravagancias e incongruencias, de insensatez y disparates, y que además nada ya podría sorprendernos, nos encontramos de frente con una serie de hechos verdaderamente particulares y peculiares que nos llevan a creer que definitivamente este mundo está loco y descompuesto, y que además, por obvia razón, los que estamos en él somos presa de la fatídica impresión de la mano corrupta de la injusticia. Para comentar solo uno de esos desacertados casos.

Se me hace imposible creer que la honorabilidad de los siempre injustos de la justicia en Colombia, haya dispuesto juzgar a los verdaderos héroes de la patria, los soldados y policías colombianos, mientras los asesinos del pueblo se pasean muy felices y sin el más mínimo sentido de la vergüenza, cuales personajes de la obra excelsa de Rafael Pombo, por las alcaldías, gobernaciones, asambleas, concejos, y hasta en el mismo Congreso de la República.

Ahora no solo preocupa la suerte que correrá el presidente Santos y los generales Naranjo, Padilla y Montoya en Ecuador, sino lo que se viene para el ex- presidente Betancur y otros exmandatarios colombianos, y todo ¿por qué? Por defender la patria y el orgullo nacional del accionar criminal de los bandidos que sirven a los intereses oscuros de las Farc, el Eln y todo su sequito de socios.

¿Qué tan bajo se puede caer en Colombia con semejante cuerpo de justicia? Sinvergüenzas que no temen afrentar e insultar al pueblo con este tipo de fallos deshonestos y amañados. ¿A quién tendremos que pedir ayuda para que Colombia pueda gozar de una justicia honesta, limpia y transparente?

Pienso que hasta el Chapulín Colorado, aún con la frescura que le caracteriza, desistiría de su plan de salvar al país, quizá por miedo a aquellos que tan descaradamente dicen, imparten justicia de la mejor. De la mejor, pero tal vez en favor de los asesinos de Colombia.

No podemos siquiera imaginar cómo, desde las mismas oficinas encargadas de preservar el bienestar de una nación que sufre, pueda planearse enorme mal en contra del pueblo colombiano, que descaro.

Definitivamente este mundo está loco y el que se muere se cura, como dicen algunos de mis amigos. Los criminales haciendo de las suyas en el campo y en las calles de las grandes ciudades, mientras los miembros de la Fuerza Pública se arrodillan y se atrincheran al interior de los cuarteles, por temor a ser condenados y martirizados por el tribunal de la injusta inquisición.

Todavía no escucho protestar en contra de semejante desfachatez, a los que se la pasan hablando de justicia y de derechos humanos, a los que se manifiestan en contra de todo, pero no de los narcoterroristas de las Farc y de sus secuaces, o a los que reclaman del estado mayor presupuesto para todo, pero no mueven un dedo para defender su patria. En definitiva no escucho protestar la hipocresía.

Todavía no los escucho protestar en contra de semejante despropósito, tampoco percibo el clamor sentido y unánime en favor de los que se mueren en el campo de batalla, víctimas de los efectos nocivos de aquellos artefactos explosivos que atentan incuestionablemente contra la dignidad del ser humano.

Esos soldados y policías, así como las víctimas de los atentados criminales orquestados por los narcopoliticoterroristas camuflados en las oficinas públicas, y secundados descaradamente por el tribunal de la injusta inquisición, son hijos de la Colombia que sufre. Por si acaso no lo sabían, ahí se los recuerdo.

Esos soldados y policías que diariamente ofrendan su vida para proteger los intereses de todos los colombianos, son hijos valientes y sufridos de una tierra que merece ser liberada del flagelo mortal de la falsa revolución, o ¿todavía lo dudan?

Del interior más recóndito de esos soldados y policías, Colombia, brota y fluye cual manantial de vida, la sangre de los héroes que construyeron, construyen y construirán el futuro de una nación orgullosa, libre y soberana, no lo olviden.

¡Que Dios bendiga a los soldados y a los policías de mi patria carajo!