Entre la memoria y el perdón: el legado de los Hugonotes

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Escrito por:

Luis Tabares Agudelo

Luis Tabares Agudelo

Columna: Opinión

e-mail: tabaresluis@coruniamericana.edu.co


Francia en el siglo XVI estaba marcada por una profunda inestabilidad política, exacerbada por las tensiones religiosas entre católicos y protestantes. Las guerras no fueron meramente luchas de poder que implicaban alianzas por ambiciones territoriales y la lucha por la influencia política; también se hicieron sangrientas por conflictos religiosos,

Los hugonotes, eran miembros de la Iglesia protestante principalmente seguidores de las enseñanzas de Juan Calvino. Provenían de diversas regiones, pero tenían una presencia significativa en áreas como Normandía, Poitou, Guyena, partes del sur y centro del país. A pesar de ser minoría, controlaban territorios estratégicos y tenían una fuerza militar considerable, lo que representaba una amenaza directa para la Corona y la hegemonía católica. La reforma protestante, que había comenzado en Alemania con Martín Lutero, encontró un fuerte eco en Francia, generando una profunda división religiosa y social.

El conflicto entre los hugonotes y los católicos en Francia fue tanto religioso como político, exacerbado por rivalidades el poder y tensiones internas. La situación se intensificó hasta desembocar en un periodo de 40 años de enfrentamientos, masacres, y guerras civiles que tuvieron un profundo impacto en la sociedad francesa.

Posteriormente, hubo acercamiento a la paz en Saint Germain en 1570 que otorgó ciertos beneficios políticos y la libertad de culto en un intento por apaciguar las tensiones. Sin embargo, la paz fue efímera y la matanza de San Bartolomé desencadenó una reanudación de las hostilidades y la desconfianza. Este fue uno de los episodios más oscuros del conflicto que tuvo lugar en la noche del 23 al 24 de agosto de 1572. La masacre comenzó en París y luego se extendió a otras ciudades, marcando un punto de inflexión en las Guerras de religión. Se estima que alrededor de veinte mil hugonotes fueron asesinados en el transcurso de varios días, con cerca de tres mil muertes solo en París. Este acto fue perpetrado por facciones católicas radicales, con el aparente conocimiento y aprobación de la monarquía francesa dirigida entonces por Carlos IX. La Matanza no solo fue un desastre humano, sino que también marcó el fracaso de la política de tolerancia y reconciliación. El evento deterioró las relaciones entre comunidades religiosas, polarizando aún más a la sociedad y fomentando un ciclo de venganza y violencia.

Dado que, Enrique de Navarra, líder de los hugonotes y futuro rey de Francia sobrevivió a la matanza al convertirse al catolicismo, su ascenso al trono en 1589 cómo Enrique IV trajo consigo la promesa de una solución al conflicto. En 1598 promulgó el Edicto de Nantes, con el que se buscaba establecer una tolerancia religiosa.

El Edicto concedía a los hugonotes la libertad de culto y el derecho a mantener fortalezas como garantía de su seguridad. Además, le otorgó acceso a la igualdad ante la ley. Esto fue un hito en la historia de la tolerancia y ayudó a poner fin a las guerras, aunque las tensiones y conflictos esporádicos continuaron hasta su revocación en 1685 por Luis XIV, lo que provocó una nueva ola de persecuciones y el éxodo de hugonotes fuera del país.

En síntesis, el legado de las guerras religiosas, la matanza de San Bartolomé y el Edicto de Nantes es complejo. Estos eventos ilustran las profundas divisiones dentro de la sociedad francesa y los desafíos de gobernar una nación diversa. A largo plazo, la experiencia de los hugonotes contribuyó al desarrollo de ideas sobre tolerancia, derechos de las minorías y la separación entre iglesia y estado, conceptos que serían fundamentales para el desarrollo del pensamiento político y social en Europa en los años siguientes colocando los primeros pasos para su mentada revolución francesa.

Para concluir, hoy los hugonotes no se encuentran como una comunidad activa y organizada. Sin embargo, la descendencia y el legado sigue siendo relevante, particularmente en aquellos países a los que emigraron: Países Bajos, Alemania, Suiza, Reino Unido, Estados Unidos y Sudáfrica. Allá están y siguen siendo protestantes.