Parque Natural Nacional Tayrona: ¿conservación o abandono?

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Escrito por:

Veruzka Aarón Torregrosa

Veruzka Aarón Torregrosa

Columna: Opinión

e-mail: veruzkaaaron.t@gmail.com

Twitter: @veruzkaaaron


Mediante la Resolución 191/1964, el Instituto Colombiano de la Reforma Agraria declaró Parque Natural Nacional una extensión de 15.000 hectáreas de la ciudad de Santa Marta, “Con el objeto de conservar la flora, la fauna y las bellezas escénicas naturales, con fines científicos, educativos, recreativos o estéticos”. En atención a este propósito y a las características paisajísticas del Parque, el ecoturismo fue determinado como una de las principales estrategias para su conservación, razón por la cual, algunas de sus áreas se adecuaron con infraestructura y servicios para la oferta de actividades relacionadas. Pese al objetivo de conservación, al ingresar al Parque se observa un preocupante estado deterioro y abandono que no se compadece de los ingresos que este genera anualmente. Al parecer, es inversamente proporcional a su recaudo por ingresos de visitantes, la inversión en operación y mantenimiento que en este se ejecuta.

Según registra la entidad, el ingreso de visitantes al PNN Tayrona se incrementó entre los años 2021 y 2023 en un 61,3%, al pasar de 395.173 a 637.534. Este volumen de turistas para acceder al Parque debe sortear una serie de incomodidades y riesgos producto de la baja inversión en su infraestructura y operación.

Para el ingreso es necesario superar un sistema que, además de confuso resulta excesivamente lento para propios y visitantes. El pago del tiquete de entrada es un proceso que puede tomar entre 30 y 40 minutos de espera, tiempo valioso para un turista que pretende realizar una visita de un día. Desde la entrada hasta Cañaveral (área de playa más próxima) el turista puede caminar (4kms) o tomar un transporte colectivo interno cuyo costo es adicional. Si bien, este servicio es una facilidad para el visitante, su operación es inconsecuente con la connotación natural y de conservación del área, pues la velocidad a la que estos vehículos circulan representa un riesgo físico no solo para los animales silvestres sino para las personas que transitan en modo observación por este corredor.

Los senderos que conducen hasta las áreas de la Piscina y Cabo San Juan del Guía sorprenden por su mal estado. Este recorrido requiere un esfuerzo físico por ser un parque natural, pero resulta inaudito que los visitantes deban sortear obstáculos como los que imponen las tablas podridas, clavos expuestos, barandas inestables, entre otras condiciones de deterioro a la vista. Esto, sin contar con la falta de mantenimiento de la señalización, la cual, además de estar estropeada por el tiempo, es ilegible por el daño que algunos visitantes le causan.

Durante su recorrido, los turistas se encuentran con actividades económicas que, por su aspecto, no está claro si operan de manera formal o informal. ¿Cuál es la lógica de permitir actividades desorganizadas, mientras que en el pasado se negó autorización para el desarrollo de proyectos ecoturísticos de 7 estrellas que contaban con licencia ambiental? El ecoturismo, no debe interpretarse como actividades espontaneas y descuidadas, todo lo contrario, su bondad consiste en desarrollarse de forma organizada para controlar sus impactos negativos y generar beneficios.

El débil ejercicio de control de la UAPNN y la baja inversión en el área no solo ha propiciado el deterioro de la infraestructura ecoturística del Tayrona, sino en el aumento de prácticas lesivas para el ecosistema, entre las cuales, por su gran impacto, se destaca la pesca con dinamita. El año anterior fueron presentadas denuncias por parte de ciudadanos mediante redes sociales, sin embargo, es notoria la ausencia de autoridad para hacer cumplir las normas que lo regulan.

La declaratoria del Tayrona como Parque Natural, obedeció a la decisión del Estado de hacerse cargo de su gestión y conservación, pero previamente se requería analizar el impacto social, ambiental y económico para la ciudad. ¿Ha sido justo para Santa Marta haber perdido esta área estratégica sin analizarse los impactos para su desarrollo, sin compensársele y, además, ver insatisfechas las expectativas de su conservación? Ecoturismo sí, pero no así.