Las obras creadas únicamente por inteligencia artificial, no son aptas para ser protegidas por los derechos de autor. El oportuno concepto, fue desplegado una vez la Dirección Nacional de Derecho de Autor (DNDA) se manifestara frente a diferentes casos que se han presentado y que a su vez, versan sobre la misma temática en cuestión. Los casos, dieron como resultado la respuesta negativa de dichos registros, los cuales se habían peticionado con antelación y que una vez se estudiaron, se podía dar evidencia de que dos textos habían sido creados por ChatGPT y una imagen, generada por el aplicativo MidJourney.
Es pertinente colocar en mención que ‘obra’ en Colombia y dentro de lo que contempla su legislación es ‘toda expresión humana producto del ingenio y del talento que se ve materializada de cualquier forma perceptible por los sentidos, y de manera original, particularmente en el campo literario y artístico’; además, ésta debe ser susceptible a su reproducción en cualquier medio de comunicación.
La inteligencia artificial trae muchísimos cambios retadores en muchas áreas, pero en definitiva, la propiedad intelectual, es una de aquellas donde es más preciso entrar a regular y esclarecer diferentes conceptos, debido a la estrecha relación que surge. Por ende, es una grandiosa oportunidad para colocar sobre la mesa temas como las nuevas tecnologías, las marcas, la propiedad industrial, los derechos de autor y entre otros, que inciden a su vez en el sector empresarial y comercial.
Los retos presentados, son una oportunidad para que la propiedad intelectual se actualice con base a las exigencias y problemáticas que se van presentando en la actualidad, esto con el fin de llenar aquellos vacíos jurídicos ocasionados por los casos relacionados con la inteligencia artificial y a su vez, todo lo que de ella se pueda desencadenar.
Es en definitiva, una oportunidad para que aquellas consecuencias económicas o estructurales que se puedan dar en la cadena comercial de aquellos empresarios y sus marcas, sea mitigada lo máximo posible y existan cada vez, menos repercusiones.
Es la ocasión para constituir y perfeccionar cada vez más, un marco jurídico responsable que favorezca no solo a las empresas evitándoles ‘dolores de cabeza’ sino que también, beneficie el trabajo de aquellos diseñadores, fotógrafos, escritores, etc, generando como consecuencia que su labor se pueda ver valorada dentro de un sector comercial carente de competencia desleal; pues, solo se permitirá la competencia con aquellos artistas que al igual que ellos, generan obras originadas únicamente desde su ingenio, sin intervención de la inteligencia artificial.