La pirámide de Galtung en los procesos de paz total

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Escrito por:

Luis Tabares Agudelo

Luis Tabares Agudelo

Columna: Opinión

e-mail: tabaresluis@coruniamericana.edu.co


La historia de los procesos de paz en Colombia es fundamental para comprender la complejidad y los desafíos ahora que buscamos la paz total.

Es un claro reflejo de la tenacidad y la búsqueda incansable de soluciones a conflictos prolongados. Por ejemplo, entre 1982 y 1987, los diálogos de paz liderados por el gobierno de Belisario Betancur con las farc, el EPL y el M19, aunque frustrados, sentaron bases importantes para futuros acuerdos. Mientras tanto, entre los años 1989 y 1990 se marcó un hito con la desmovilización del M19, EPL y otros grupos durante los gobiernos de Virgilio Barco y César Gaviria. Este período mostró que, a pesar de las dificultades, los acuerdos de paz eran posibles y podían ser exitosos. Sin embargo, los diálogos de 1992-1993 con las Farc, ELN y un reducto del EPL durante el gobierno de César Gaviria, así como los diálogos frustrados con las Farc en la zona del Caguán (1999-2002) bajo el gobierno de Andrés Pastrana, ilustran la naturaleza cíclica y a menudo decepcionante de estos procesos.

En contraste, los esfuerzos del gobierno de Juan Manuel Santos entre 2012 y 2016, resultaron en la desmovilización de las Farc y diálogos simultáneos con el ELN, marcando un avance significativo hacia la paz.

A mi parecer, los procesos han estado marcados por un constante juego entre la violencia y la búsqueda de múltiples formas de paz. La paz, en este contexto, no es un concepto monolítico, sino una serie de paces que buscan abordar no solo la violencia directa, sino también las violencias cultural y estructural, tal como lo sugiere la pirámide de Galtung.

De hecho, Johan Galtung es un sociólogo noruego y uno de los fundadores del campo de los estudios de paz y conflictos. Es conocido por introducir conceptos como la violencia estructural y por su trabajo en la teorización de diferentes tipos de paz. En ese sentido, nos trae un modelo conceptual que utiliza para explicar las diferentes dimensiones de la violencia y la paz.

Nos presenta la Violencia Directa como la más visible que incluye acciones físicas o verbales como guerra y abuso. Paralelamente, la Violencia Estructural, más encubierta, que se manifiesta en la sociedad a través de la privación de necesidades básicas y derechos, evidente en la pobreza y la discriminación. Esta es difícil de detectar, ya que está integrada en las normas sociales. Finalmente, la Violencia Cultural que se perpetúa a través de la religión, el idioma y otros aspectos culturales, justificando las violencias Directa y Estructural mediante la normalización de la discriminación y otras opresiones.

En ese contexto, Galtung argumenta que para lograr una paz duradera, es necesario abordar estas tres formas de violencia en su enfoque integral reconociendo que la paz no es simplemente la ausencia de conflicto armado sino también la presencia de justicia social y equidad.

Adicionalmente, distingue entre la paz negativa, como la ausencia de violencia directa, y la paz positiva, caracterizada por la justicia social y equidad. Promueve soluciones que no solo cesen la violencia física, sino que también aborden desigualdades e injusticias estructurales, contribuyendo a una paz más sostenible. Además, al reconocer cómo la violencia cultural mantiene y justifica las violencias directa y estructural, resalta la necesidad de cambiar normas, actitudes y creencias culturales que perpetúan el conflicto, a través de medidas como reformas educativas y diálogos interculturales, fomentando una cultura de paz.

Del mismo modo, la aplicación de este modelo puede guiar en la formulación de estrategias de reconciliación que van más allá del cese del fuego, incluyendo la rehabilitación de víctimas, la reintegración de excombatientes, y la reconstrucción de comunidades. Finalmente, al reconocer la multidimensionalidad del conflicto fomenta la inclusión de una variedad de actores en los procesos de paz, incluyendo grupos marginados, sociedad civil, y actores culturales, asegurando que la paz sea inclusiva y representativa.

Para concluir, la pirámide de Galtung nos ofrece una perspectiva decisiva para entender los procesos de paz total en Colombia. La violencia directa, visible en el conflicto armado, es solo la punta del iceberg. Las violencias cultural y estructural, aunque menos visibles, son igualmente importantes para entender y resolver los conflictos en el país abordando todas estas formas de violencia.