La encrucijada histórica entre israelíes y palestinos

Columnas de Opinión
Tamaño Letra
  • Smaller Small Medium Big Bigger

Escrito por:

Luis Tabares Agudelo

Luis Tabares Agudelo

Columna: Opinión

e-mail: tabaresluis@coruniamericana.edu.co


Ubicados en una región geográficamente estratégica del Medio Oriente, Israel y Palestina se asientan en un territorio que ha sido un foco persistente de conflictos a lo largo de la historia. Desde épocas antiguas, esta área ha sido conquistada por diversos pueblos, incluyendo a asirios, babilonios, persas, macedonios y romanos.  Tanto las leyes judías como las árabes postulan que este territorio fue prometido por Dios al primer patriarca, Abraham, y sus descendientes.

El conflicto entre Israel y Hamás, el principal grupo islámico palestino, persiste como uno de los enfrentamientos geopolíticos más prolongados y complejos de la historia contemporánea. Esta hostilidad no es un fenómeno reciente y, lamentablemente, sigue siendo relevante en la actualidad, tal como lo evidencian las noticias recientes sobre enfrentamientos y bombardeos mutuos. La devastación en Gaza, frecuentemente reportada como resultado de ataques aéreos justificados por Israel como un intento de golpear a los militantes de Hamás, ejemplifica la brutalidad y la destrucción que este conflicto ha infligido en ambas partes.

Mientras tanto, Hamás, surgió en 1987 durante la Primera Intifada, una serie de protestas palestinas contra la ocupación israelí en los Territorios Palestinos. Fundado por líderes islámicos en la Franja de Gaza, nació como una rama de la Hermandad Musulmana en Palestina.

Para comprender la complejidad del actual conflicto entre Israel y Hamás es crucial remontarse a las decisiones políticas tomadas tras las dos guerras mundiales: Luego del cese del primer gran conflicto global, el Reino Unido asumió la administración del territorio de Palestina, bajo mandato de la Liga de Naciones, lo que delineó un nuevo panorama geopolítico para la región. Un giro adicional se manifestó tras la Segunda Guerra Mundial, cuando, en el contexto de la diáspora de los sobrevivientes judíos de la persecución nazi, la Asamblea General de la ONU aprobó un plan para la partición de Palestina en 1947. Este plan recomendaba la creación de dos entidades independientes: un Estado árabe y uno judío.

Sin embargo, la proclamación del Estado de Israel en 1948 marcó el inicio de una serie de conflictos bélicos que perduran hasta la fecha, con la invasión israelí a los territorios designados para los árabes generando tensiones y desplazamientos masivos. En este contexto, se podría interpretar que la ONU no emitió la resolución necesaria para impedir efectivamente la escalada del conflicto, o que optó por mantenerse al margen, permitiendo así que el territorio inicialmente destinado para el pueblo árabe se redujera significativamente.

Adicionalmente, la Guerra de los seis días, ocurrida en 1967, marcó otro hito significativo en la conflictiva relación entre Israel y Palestina, finalizando con una victoria decisiva de Israel que resultó en la anexión de territorios de naciones vecinas: la Franja de Gaza y la península del Sinaí de Egipto, Cisjordania -incluida Jerusalén Oriental- de Jordania, y los Altos del Golán de Siria. Décadas más tarde, en diciembre de 2016, la ONU intervino de forma más directa respecto a la ocupación de territorios, aprobando una resolución que instaba a Israel a cesar los asentamientos en territorios palestinos.

 No obstante, las  leyes internacionales establecen teóricamente cuatro condiciones cruciales para definir a los Estados soberanos: una población permanente, un territorio definido, un gobierno, y la capacidad para establecer relaciones con otros estados soberanos. Israel cumple actualmente con estos criterios. Pero, a pesar de que el pueblo palestino también las satisface, experimenta una realidad diametralmente opuesta, siendo sometido a diversos abusos, incluyendo la no aceptación como Estado soberano.

Aunque la síntesis puede parecer simple, la problemática entre el pueblo judío y el pueblo palestino es profundamente complicada. En este contexto, emergen interrogantes pertinentes: ante la prolongada espera de un reconocimiento y establecimiento de un Estado Palestino, ¿por qué la ONU ha tardado tanto en actuar de manera decisiva? Además, ¿por qué no se le ha exigido a Israel la devolución de los territorios ocupados? Esta es una interrogante que, posiblemente, muchos observadores internacionales, incluyendo latinoamericanos, se plantean en el escenario global actual.