Se extingue una dinastía vallenata

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Escrito por:

Jesús Iguarán Iguarán

Jesús Iguarán Iguarán

Columna: Opinión

e-mail: jaiisijuana@hotmail.com


El pasado marte se extinguió para siempre unas de las familias que hacían parte del folclor vallenato. El clan Escalona Martínez por más de diez décadas fue protagonista de este gran juglar. El maestro Rafael Escalona fue el más conocido, de igual manera su sobrino Santander Durán Escalona conocido como el Pibe.

De aquel clan folclorista sólo quedaba una que después de noventa y cuatro años de existencia se marchó, haciendo caso a la voluntad de Dios.

En la década de los años sesenta del pasado siglo, desheredada de la fortuna y con un costoso sacrificio se instaló en la ciudad samaria a prestar su servicio en la entidad del D.A.S.

 Sin tener claros conocimientos de la ciudad y a pesar de haber vivido en intimo contacto con la escasez y el desamparo, trabajó arduamente, encadenando la pesadez, el fastidio y vencer el aburrimiento, siguió su marcha y con su propio esfuerzo supo criar y educar a sus hijos. Sin proponérselo se hizo una heroína del trabajo de la honradez, la sencillez y con gran mérito eclipsó la indisciplina.  

Blanca Ligia Escalona Martínez, le tocó ausentarse de nosotros, en silencio, sin dejar sentir en un postrer abrazo el noble palpitar de su gran corazón, sin que sus manos leales, que condujeron tantas veces el voluble corcel de la fortuna, nos transmitiera el último latido de la vida en pulsaciones febriles y robustas.

En Blanca Ligia, campearon siempre la generosidad, la nobleza, fue una mujer osada en aventura que puso en práctica la hidalguía, y nunca se le agotó la ansiedad en el trabajo, sino que la consagró con fatiga sobre humana, fue por esta razón que tuvo una vida fecunda y llena de virtudes.

  Todas las palabras que quisiera decir para hacerle un gran alago, serían pequeñas para la grandeza de una mujer como lo fue Blanca Ligia.

Con esta gran dama se sepultaron noventa y cuatro años de sana convivencia, noventa y cuatro años de historia patillalera y noventa y cuatro años de fina benevolencia.

Aquel ejemplo de mujer insigne se nos ha marchado para siempre, pero dejó como legado ser una incansable obrera, una fiel cumplidora de su deber, el día y la noche no tuvieron otro significado para ella, distinto del de horas de trabajar con la luz del sol u horas de hacerlo bajo el destello de una lámpara.

Con su muerte se eclipsó para siempre el clan Escalona Martínez, pero dejó un legado de eslabones de bienaventuranzas que no con prontitud se borrará de la mente de una provincia.

Blanca Escalona se nos fue para siempre, pero no dejó duda que el mismo Dios ha de sonreír cuando la enmarcada en el umbral de la difícil puerta del cielo y por si acaso ha dejado un pequeño pecado sin que hubiese confesado, podemos decir; ten piedad de ella padre nuestro que estas en el paraíso.