Rapsodia histórica sobre el proceso con Nicaragua

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Escrito por:

Jesús Iguarán Iguarán

Jesús Iguarán Iguarán

Columna: Opinión

e-mail: jaiisijuana@hotmail.com


Las pretensiones de Nicaragua sobre el mar territorial de Colombia en el mar caribe, fueron casi abusivas y carentes de un soporte jurídico bien cimentado. La historia registra que en el año 1502 en el cuarto viaje de Cristóbal Colón realizó a este continente, avistó las dos principales islas de este archipiélago, aunque no existe evidencia que confirmen este dato, lo que sí es cierto que España tomó posesión de este archipiélago en el año 1510, es decir trescientos años antes del grito de independencia que se dio 1810, el país español tomó posesión en ellas, pero no promovió asentamiento en ellas.

El cuatro de julio de 1822 fue entregado al Estado colombiano, la soberanía de Colombia sobre estas islas fue reconocida de manera definitiva por la Corte Internacional de Justicia el 13 de diciembre del 2007.
Mirando de manera fugaz la historia de estas islas, el 24 de marzo de 1928 en un acto oficial y público bilateral entre la República de Colombia y la República de Nicaragua sobre cuestiones territoriales de ambos países, específicamente sobre la soberanía de Mosquitia y sus archipiélagos de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, fue entregadas a Colombia, quedando excluido los cayos de Quitasueño, Roncador, Serrana, Serranilla, por estar en esa época en litigio entre Colombia y Estados Unidos, ese mismo año los Estado Unidos cedieron al Colombia los cayos antes mencionados.
En 1928, después de un dilatado proceso y con los buenos oficios del gobierno norteamericano, se firmó un tratado en el que Colombia reconoció la costa de Mosquitia y las islas Mangles a Nicaragua, y Nicaragua la de Colombia sobre las islas de San Andrés y Providencia y cayos del archipiélago.
El tratado entre Colombia y Nicaragua se conoció como el tratado Esguerra Bárcenas. Este tratado fue ratificado en Managua mediante protocolo de 1930.
El congreso de Colombia aprobó el tratado, pero el de Nicaragua no. Finalmente, por insinuación de los Estados Unidos lo hizo. Sin embargo, Nicaragua exigió que se aclarara que las islas y los cayos del archipiélago solo llegaban hasta una línea imaginaria que era el meridiano 82.
La aclaración se hizo en un documento posterior en 1930. Ni en el tratado ni en el citado documento se dijo que el meridiano era un límite marítimo o una frontera. En ese entonces no existían las delimitaciones marítimas. Era una línea de referencia.
Finalmente, Nicaragua demanda a Colombia ante la Corte Internacional de Justicia, aduciendo que el archipiélago le pertenecía, que el tratado de 1928 era nulo e inválido y que los siete cayos mayores también eran suyos. Igualmente, alegó que la delimitación debía hacerse por una línea media, posición que luego modificó solicitando como límite el borde externo de su plataforma continental.
Nicaragua se ha distinguido por ser un estado depredador de las especies marinas y del medioambiente. Fuera de que viola los principios básicos sobre la vida en el mar y los derechos humanos de las tripulaciones de los buques pesqueros.
A pesar de todos los conflictos que este país centroamericano ha tenido con nuestra nación, hoy Colombia festeja la buena noticia que La Corte Internacional de Justicia falló de manera definitiva en favor de nuestro país en el marco de la demanda que el país de Daniel Ortega pretendía sobre los límites marinos en el caribe, declarándose improcedente los argumentos presentados.
Pese a esa sentencia, Managua considera que existe una prolongación natural del continente que se extiende más allá de sus 200 millas marítimas y en 2013 presentó una demanda pidiendo al Tribunal Internacional que se la reconociese, pese que el territorio que reclamaba se solapaba con la zona de exclusión de Colombia.
Durante el juicio, los abogados de Colombia rechazaron la solicitud del país centroamericano, alegando que Bogotá no ha firmado la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, que reconoce las plataformas continentales.
Un argumento que Nicaragua rebatió aduciendo que el derecho consuetudinario -que se basa en las costumbres de la práctica internacional- también se puede emplear para delimitar los límites territoriales del mar. Desde San Andrés y en compañía de miembros de la Cúpula Militar y los ministros de Defensa, Ambiente y Vivienda, aseguró que este "triunfo" cierra cualquier posibilidad de tensión con otros países.
Sobre delimitaciones de territorio de plataforma marina, tenemos desde hace más de cuatro décadas un conflicto con el país de Maduro, gran parte del territorio del golfo de Coquivacoa pertenece a Venezuela, sin embargo, quiere arropar el área en la totalidad del golfo, incluyendo también el área que a Colombia pertenece.