Soto Aparicio: escritor con pergaminos

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Escrito por:

José Vanegas Mejía

José Vanegas Mejía

Columna: Acotaciones de los Viernes

e-mail: jose.vanegasmejia@yahoo.es



Fernando Soto Aparicio nació el 11 de octubre de 1933 en Socha, Boyacá, pero pasó su juventud en Santa Rosa de Viterbo. Desde joven descubrió su vocación literaria y a los dieciséis años se dedicó a la escritura en forma profesional. Su obra es bastante extensa: más de setenta libros en diversos géneros; además, guiones cinematográficos y para televisión. En 1960 se estableció en Bogotá. Ejerció el periodismo. Se dio a conocer con su primera obra: ‘Voces del silencio’ (1950). Posteriormente, su producción lo convirtió en un referente para la literatura colombiana y aun para la hispanoamericana.

     Sin duda, en los lectores que conocen las obras de Soto Aparicio quedaron fijadas dos novelas destacadas: ‘La rebelión de las ratas’ (1962) y ‘Mientras llueve’ (1966), ambas de lectura indispensable entre los estudiantes de educación media. Sin embargo, el escritor fue más allá: marcó décadas completas con su prolífica pluma. Son suyas las obras ‘Los bienaventurados’ (1960), ‘Viaje al pasado’, ‘Mundo roto’, ‘Puerto silencio’, ‘Camino que anda’, ‘El espejo sombrío’, ‘Después empezará la madrugada’, ‘Viaje a la claridad’, ‘Los hijos del viento’, ‘Funerales de América’. Escribió también poemas: ‘Sonetos con cuerpo de mujer’ (1976), ‘La paz sea con nosotros’ (1986), ‘Pasos en tierra’ (1984), ‘Carta de bienvenida a la paz’ (1989), ‘Oración personal a Jesucristo’ (1953), ‘Diámetro del corazón’ (1964), ‘Motivos para Mariángela’ (1966) y ‘Palabras a una muchacha’. Para la televisión escribió numerosos guiones y episodios breves durante más de catorce años. En 1971 escribió ‘La siembra de Camilo’, en homenaje al cura guerrillero.

     No faltaron en la producción literaria de Soto Aparicio textos para los niños. ‘El color del viento’, ‘Guacas y guacamayas’ y ‘Lunela’ pertenecen a la literatura infantil.

     Al hablar de ‘La rebelión de las ratas’ hay que destacar el carácter social de esta obra. Fernando Soto Aparicio trabajó dos meses en una mina de carbón, en el municipio de Chapa, para ser testigo y poder hablar con autoridad sobre las condiciones infrahumanas a las que son sometidos los mineros. En esta novela el personaje principal es Rudecindo Cristancho, minero por necesidad. Él, su mujer Pastora y los demás trabajadores son tratados como esclavos y reciben bajísimo salario, explotados por una gran empresa norteamericana. Para reclamar algunas reivindicaciones, se ven precisados a organizar una huelga, al final de la cual logran mejorar un poco sus condiciones laborales. Por esta novela, el escritor recibió el premio Selecciones Lengua Española, en 1962.

     Fernando Soto Aparicio, en ‘Mientras llueve’, sorprende al lector con un relato en primera persona. El personaje narrador es Celina Franco Valdivia, una muchacha acusada falsamente de asesinar al anciano con quien la habían obligado a casarse. Ella va a la cárcel, pero sigue enamorada de su único amor, el propio Fernando Soto Aparicio, quien ya comenzaba a sobresalir con varios triunfos literarios. En el penal de la novela –como en la realidad actual de nuestro país– proliferan el homosexualismo y la degradación del ser humano. Por fuera de la cárcel, después de fugarse, Celina afronta la prostitución en ciudades de la costa colombiana, Santa Marta entre ellas. Constancias de sus penurias quedan consignadas en su diario, pequeño cuaderno que Fernando encuentra y lee, mientras llueve, dentro de la casa inundada en donde Celina se ha suicidado.

    Fernando Soto Aparicio, aunque no culminó sus estudios secundarios, logró siete doctorados honoris causa y fue profesor universitario. Recibió el Premio Casa de las Américas en 1970. Su última obra, ‘Bitácora de un agonizante’, fue publicada en el 2015. Por ‘Los bienaventurados’ recibió un premio internacional de novela en Barcelona. ‘Mientras llueve’, con la novela ‘María’, de Jorge Isaacs y ‘El túnel’ de Ernesto Sábato, tal vez sean las narraciones más leídas por jóvenes estudiantes colombianos y de gran parte de Latinoamérica. Un crítico literario colombiano ha dicho que Soto Aparicio “es un descubridor de la conciencia histórica de nuestro pueblo”. El prolífico escritor falleció el 2 de mayo del 2016 en Bogotá.