Diciembre: mes siempre esperado

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Escrito por:

José Vanegas Mejía

José Vanegas Mejía

Columna: Acotaciones de los Viernes

e-mail: jose.vanegasmejia@yahoo.es



El mes de diciembre es diferente a todos los demás. Tiene dos características contradictorias, que muchos utilizan ya sea para escudarse o como plataforma de lanzamiento para sus aspiraciones futuristas.

En efecto, diciembre es un período escogido para realizar el balance de las acciones concretadas y de las que fracasaron o simplemente dejaron de cumplirse por falta de tiempo o de dinero; o de ambos.

En todos los casos, este mes se convierte en testigo de afanes provechosos y de manifestaciones de desidia imperdonables.

No podemos decir que todos los diciembres son iguales. Este año, por ejemplo, el inventario acostumbrado nos deja un saldo de violencia no menor que los años anteriores. Las masacres continuaron, los 'falsos positivos' todavía se investigan y la delincuencia común amplía cada día más su radio de acción.La corrupción administrativa al más alto nivel no da muestra de languidecer.

Hace solo unos cuantos meses no hubiésemos imaginado que en el país existiera tanta corrupción en el seno de las instituciones del Estado. Lo nuevo, hay que decirlo, es la prontitud con que los medios de comunicación nos dan a conocer los capítulos de esta tragicomedia nacional. Sabíamos --siempre se ha sabido-- que la corrupción está incrustada en nuestra sociedad; sin embargo, es ahora cuando comienzan a aparecer públicamente las pequeñas crestas de los inmensos 'icebergs' que tal vez no salgan totalmente a flote jamás.

¡Donde se ponga un dedo brota pus!, ha dicho alguien. Sin embargo, sin tener culpa alguna, diciembre sigue prestando sus días para que en ellos se realicen los balances --desastrosos, por cierto-- de esta realidad dolorosa.

A estas alturas cabe preguntarse si vale la pena enseñarles a los niños y jóvenes estudiantes que en Colombia existen tres poderes públicos: Ejecutivo, Legislativo y Judicial. ¿Podríamos hablarles de probidad en estos entes del Estado? Cada uno pone zancadillas al otro; y eso es lo que servirá de modelo para nuestros hijos.

A nivel personal los ciudadanos tienen la oportunidad de elaborar sus propias listas con realizaciones y aplazamientos.

Y para no mortificarse con las preocupaciones del caos nacional sería conveniente establecer una agenda con los propósitos que esperamos cumplir el próximo año. Téngase en cuenta que aun con estas tareas escritas en un papel es muy probable que no las cumplamos todas; pero si desarrollamos unas cuantas, debemos darnos por bien servidos. En todo caso, es una forma de forzar nuestra voluntad y de someternos al rigor del próximo calendario. Y en cuanto a la situación nacional, esperemos sin escepticismo para ver en qué para todo esto.

Que en el próximo diciembre podamos comprobar que todo lo que este año quedó apenas insinuado, se ha cumplido; tanto en lo nacional como en lo personal. Si tenemos en cuenta que no vivimos en Jauja, y que los gobernantes que elegimos llevan a las instituciones sus propias mañas de antaño, lógico es comprender que los problemas de hoy estarán en sus mismos sitios mañana.

Sin embargo, no obstante la dura realidad que nos rodea, es posible --o tal vez solo deseable-- esperar una Navidad tranquila en familia y un año menos convulsionado a partir de enero próximo.

Esos son los deseos de 'Acotaciones de los viernes', no solo para sus lectores habituales sino para toda persona que aún albergue una luz de esperanza en lo que nos deparará el futuro.