Matrimonio frustrado

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Jesús Iguarán Iguarán

Jesús Iguarán Iguarán

Columna: Opinión

e-mail: jaiisijuana@hotmail.com


El pasado cuatro de marzo estuve en Barranquilla con el propósito de asistir a un matrimonio de un sobrino que decidió realizarlo en el colegio San José donde se había alcanzado todas las enseñanzas segundarias.

Estando reunidos en el templo homónimo al colegio donde debería de ejecutarse la nupcial y recibir la bendición de Dios a los novios y de paso, a los que nos encontrábamos presentes, nos tropezamos con insólita dificultad, una “franca” decisión sacerdotal nos causó gran sorpresa, el clericó que debería realizar la ceremonia, nos recibió con un mezquino criterio al informarnos que la boda era imposible de llevarse a cabo debido a que los requisitos requeridos para su elaboración no se habían cubierto en su totalidad, que sólo se acercaría a dar la bendición a los novios. 

Sin embargo, aquella decisión pastoral no simplificó y ni siquiera encadenó el desbordamiento de entusiasmo que todos conservábamos.

Ignorando el raquítico criterio de la decisión sacerdotal, que nunca habrá de ser digna de elogios ni de benignidades, nos marchamos a la recepción que nos habían invitado y se realizó de manera tal perfecta que nos pareció haber recibido la bendición de Dios.

Es de extrañar que un sacerdote nutrido de un caudal de sabiduría, teológicas y filosófica se prime de realizar un sacramento por falta de simple papeles. Es de suprema sensatez que al realizar un matrimonio católico, sólo es necesario llevar a la notaría la constancia del matrimonio de este matrimonio para que tenga validez civil, sería de igual manera sensato conveniente que la iglesia actuara con igual reciprocidad, por esta pareja que por cumplir con el último sacramento deseaban la bendición de Dios en el altar.  

 Los padres de la pareja confesaron que sí cumplieron con los requisitos, pero, jamás les manifestaron que las exigencias no se habían elaborado en su totalidad.  

Anteriormente, por normal las leyes estatales impedían el matrimonio a menores de edad, la iglesia aún conserva esta norma, sin embargo, se han visto casos en que por fuerza mayor existen clérigos que, por caridad o por misericordia realizan el matrimonio sin mayor complicidad y sin que la iglesia lo tache de deslealtad. 

Por otra parte, dado a que la normativa nacional permite a cabo este trámite entre menores, el más reciente informe el de la Superintendencia de Notariado y Registro informó que entre enero y septiembre de 2017 se registraron 269 matrimonios con menores de edad. 

La iglesia católica se encuentra llenas de virtudes y de misericordia corporales y nos obliga a visitar a los enfermos, dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, dar posada al pelegrino, vestir al desnudo, visitar a los enfermos y enterrar a los muertos. Será que nuestra iglesia alguna vez se ha negado de enterrar a un muerto por la falta de la partida de difusión.