La persona y lo sagrado

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Luis Tabares Agudelo

Luis Tabares Agudelo

Columna: Opinión

e-mail: tabaresluis@coruniamericana.edu.co


Simone Weil fue una pensadora y activista francesa que vivió en el siglo XX, nació en París en 1909 en una familia judía-laica, creció en un ambiente intelectual y cultural que, a pesar de no haber sido educada en una tradición religiosa, desarrolló un profundo interés por la espiritualidad, lo que la llevó a explorar diversas tradiciones, incluyendo el cristianismo, el judaísmo y el hinduismo.

De hecho, muy joven se enamoró de la lectura por lo que se mantuvo interesada en la filosofía, la política y la justicia social. Posteriormente, participó en numerosas luchas sociales. Tanto que en la Segunda Guerra Mundial, se unió a la resistencia y trabajó como enfermera en la línea del frente de batalla del ejército francés. 

Ahora bien, su obra filosófica es muy variada y abarca una amplia gama de temas, desde la ética y la política hasta la religión y la espiritualidad. Algunos de sus escritos más influyentes incluyen: La gravedad y la gracia, La condición obrera, La fuente griega, y Espera de Dios. En ellas se centró en la idea de que la verdad y la justicia deben ser el fundamento de cualquier sociedad humana. Creía que el sufrimiento y la injusticia eran problemas fundamentales que afectan a la humanidad y que la única forma de superarlos era mediante la empatía y la compasión hacia las otras personas.

Además de su trabajo filosófico y político,  sus escritos reflejan una profunda comprensión de las enseñanzas espirituales. Afirmó que religión no era simplemente una cuestión de creencias o rituales, sino que era un medio para conectarse con lo divino y para encontrar significado y propósito en la vida.

En su obra "La persona y lo sagrado", publicada en 1942 reflexiona sobre la relación entre la persona y lo sagrado, abordando temas como la religión, la ética y la filosofía donde señala que la persona es el punto de encuentro entre lo sagrado y lo profano, y que su existencia se encuentra en un estado de tensión constante entre ambas realidades. En este sentido, sostuvo que la persona es capaz de experimentar lo sagrado a través de la atención y la contemplación, entendidas como formas de apertura a la realidad. En su opinión, la contemplación permite a la persona salir de sí misma y abrirse a la realidad, lo que a su vez le permite experimentar lo sagrado de forma más directa.

También destaca la importancia de la ética en la manifestación de la voluntad de lo sagrado en la vida humana. En consecuencia, sostuvo que la persona debe ser consciente de su responsabilidad moral y estar dispuesta a sacrificar su egoísmo para servir a lo sagrado.

Asimismo, critica la religión institucionalizada por su tendencia a separar lo sagrado de lo profano y a convertir la fe en una serie de ritos y dogmas. En lugar de ello, aboga por una más personal y auténtica, que se base en la experiencia directa de lo sagrado y en la búsqueda constante de la verdad. 

En síntesis, "La persona y lo sagrado" es una obra que invita a la reflexión sobre la relación entre ambas, destacando la importancia de la ética, la contemplación y la búsqueda de la verdad en esta relación. 

Para concluir, la vida y el trabajo de Simone Weil han tenido una gran influencia en la filosofía, la política y la religión. Su compromiso con la justicia social y la compasión hacia los demás sigue siendo relevante hoy en día. Sus ideas sobre la empatía y la conexión con lo divino siguen siendo inspiradoras para muchas personas.