‘El Principito’: lectura para todos

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Escrito por:

José Vanegas Mejía

José Vanegas Mejía

Columna: Acotaciones de los Viernes

e-mail: jose.vanegasmejia@yahoo.es



Un escritor interesante en la literatura universal es Antoine de Saint-Exupéry, autor de ‘El Principito’. Hablaremos hoy de él, aunque comencemos con algunos datos de ingrata recordación. 

     En el año 2009 cayó en nuestras manos el libro ‘El hombre que amaba a los perros’, en el que el escritor y periodista cubano Leonardo Padura (nacido en 1955) nos muestra aspectos significativos del líder ruso León Trotski durante su exilio en México y de su vil asesinato en ese país a manos de Ramón Mercader, espía a quien definen como “una máquina entrenada para matar”. Parece que hazañas de tal magnitud fuesen merecedoras de elogio para sus autores. Hace muchos años leímos una crónica titulada “Yo maté a Trotski”, abundante en detalles sobre el histórico magnicidio. 

     En cuanto a Antoine de Saint-Exupéry, las palabras del aviador alemán Horst Rippert no ocultan esa morbosa sensación de euforia: “Vi sus insignias tricolores y maniobré para instalarme a su cola y derribarle”, afirmó el piloto del Lightning P38. De esa manera se fue de la guerra, de la literatura y del mundo el autor de una obra que perdura en el tiempo.

    ‘El Principito’ no es un cuento más en medio del vasto campo de la literatura. Se lo considera una alegoría, es decir, una cadena de metáforas con sentido profundo que no siempre es fácil de advertir. Por eso compartimos la opinión de quienes sostienen que “cada opinión es una verdad desde su punto de vista. No hay una sola forma de interpretar las cosas ni nadie puede decir qué es lo correcto o cómo se tiene que interpretar tal o cual cosa”. No es necesario mirar más allá de nuestro entorno para comprobar la sensatez de ese aserto. Por eso –con lógica infantil pero válida– el pequeño príncipe nos convence de que uno de sus dibujos representa a un elefante dentro del vientre de una serpiente, mientras que los adultos solo ven la silueta, sin importancia, de un sombrero grande.

     ‘El Principito’ fue escrito en un hotel de Nueva York y se publicó por primera vez el 6 de abril de 1943, en Estados Unidos. Entre las enseñanzas que el autor quiso perpetuar a través de su personaje, se destaca la siguiente: “Las personas grandes nunca comprenden nada por sí solas y es muy aburrido para los niños tener que darles una y otra vez explicaciones”.

      Como ocurre con ‘El túnel’, ‘El viejo y el mar’, ‘Tom Sawyer’ y otras obras literarias, la vida de sus autores no se destaca tanto, como si los cuentos y las novelas surgieran de la nada. Por esa razón hay que resaltar datos importantes del escritor que nos ha dado a conocer ‘El Principito’. Antoine de Saint-Exupéry nació en Lyon el 29 de junio de 1900; además de escritor fue piloto de guerra. Vale la pena mencionar otras novelas suyas: ‘El aviador’ (L’aviateur), ‘Piloto de guerra’ (Pilote de guerre) y ‘Vuelo nocturno’ (Vol de nuit). Ganó varios premios literarios con ‘Tierra de hombres’ (Terre des hommes), pero su fama la debe a ‘El Principito’ (Le petit Prince). Aunque primero fue piloto civil, de correos, logró que la aviación francesa lo enrolara para cumplir misiones en la Segunda Guerra Mundial. Lo derribó un bombardero nazi el 31 de julio de 1944. Este dato es importante porque acaba con la creencia de que el escritor pudiese haber sobrevivido y, como el personaje de su famoso cuento, se hubiese convertido en morador solitario en un territorio remoto.    

     Cuando abordamos el tema de la literatura infantil, generalmente nos referimos a obras escritas para niños. Sin embargo, lo correcto sería asignar esa denominación a escritos producidos por niños como resultado de su imaginación. Aceptadas así las cosas, tendríamos que calificar a ‘El Principito’ como una novela para niños por su lenguaje sencillo; pero también para adultos, pues no puede soslayarse el profundo contenido filosófico que encierra.