Cortázar, “Rayuela” y un cuento corto

Columnas de Opinión
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Escrito por:

José Vanegas Mejía

José Vanegas Mejía

Columna: Acotaciones de los Viernes

e-mail: jose.vanegasmejia@yahoo.es



El 12 de febrero de 1984 falleció en París Julio Cortázar. Puede afirmarse que con “Rayuela”, publicada en 1963, comenzó el llamado ‘boom literario latinoamericano”. El mundo de la literatura volvió sus ojos hacia América Latina y descubrió que el idioma español permitía un tratamiento diferente al que se acostumbraba en España. Aunque existían las obras de narradores como Alejo Carpentier y Miguel Ángel Asturias, muy conocidos en Europa, y de autores como Ernesto Sábato, Juan Carlos Onetti y Juan Rulfo, los lectores del Viejo mundo ignoraban lo que por estas tierras ocurría con el manejo de la lengua de Cervantes. Claro que ya descollaban con luz propia Borges, Neruda y admiraban a Rubén Darío y sus innovaciones dentro del modernismo literario.

     Julio Cortázar nació el 26 de agosto de 1914 en la embajada de Argentina en Bruselas, Bélgica. Llegó a París en 1951 dotado con una beca de estudios; prolongó su permanencia y más tarde se convirtió en ciudadano francés. Trabajó para la Unesco y no dejó de escribir. Entonces aparecieron “Final de juego”, “Las armas secretas” y “Todos los fuegos el fuego”. También escribió “Los premios”, “Historia de Cronopios y de Famas”, “La vuelta al día en ochenta mundos”, “Un tal Lucas”, entre otras obras.

     “Rayuela” revolucionó la lengua castellana. Esta obra, que desde el comienzo concede licencia al lector para que la lea en el orden que mejor le parezca, llamó la atención de los críticos y hoy sigue siendo objeto de estudios y tesis de grado en instituciones de enseñanza. Pero la actividad de Cortázar no se circunscribe solo a la literatura como arte. Su permanencia en el país galo era voluntaria cuando solicitó la nacionalidad francesa en los años setenta; sin embargo, en 1976 su exilio se convirtió en forzoso, pues su libro de cuentos “Octaedro” (1974) mereció la condena de la Junta Militar argentina de ese momento. Resultado de su actividad política permanente es la publicación del “Libro de Manuel”, novela en la que se muestra solidario con las protestas sociales. Cortázar entregó los derechos  de autor a las familias afectadas por la dictadura del general Lanusse en Argentina. Más tarde, cuando por la misma obra le concedieron el Premio Médici, ese dinero contribuyó a sostener la causa chilena en contra de las torturas del general Pinochet. Son palabras de Cortázar: “Si yo me hubiera quedado en Argentina probablemente no habría llegado a entender nunca lo que pasaba en mi propio país”.

     Cuando Cortázar tomó contacto con la Revolución cubana comprendió que “hay un destino latinoamericano en juego”. Lo afirma convencido: “Ya no es posible refugiarse en la torre de marfil de la literatura pura, el cine puro, la pintura pura. Hay que estar ligado de alguna manera al destino de nuestros pueblos”. 

     Entre los cuentos cortos de Cortázar hay uno que llama la atención porque el lector desprevenido –a quien algunos podrían tildar de ‘igualado’ en cuestiones literarias ̶  encontraría razones para competir en franca lid con el narrador argentino. Se trata del relato “Historia verídica”, transcrito aquí en su totalidad para las comparaciones a que haya lugar: “A un señor se le caen al suelo los anteojos, que hacen un ruido terrible al chocar con las baldosas. El señor se agacha afligidísimo porque los cristales de anteojos cuestan muy caros, pero descubre con asombro que por milagro no se le han roto. Ahora este señor se siente profundamente agradecido, y comprende que lo ocurrido vale por una advertencia amistosa, de modo que se encamina a una casa de óptica y adquiere en seguida un estuche de cuero almohadillado doble protección, a fin de curarse en salud. Una hora más tarde se le cae el estuche, y al agacharse sin mayor inquietud descubre que los anteojos se han hecho polvo. A este señor le lleva un rato comprender que los designios de la Providencia son inescrutables, y que en realidad el milagro ha ocurrido ahora.”



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