Ritos de exhumación wayuu

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Escrito por:

Jesús Iguarán Iguarán

Jesús Iguarán Iguarán

Columna: Opinión

e-mail: jaiisijuana@hotmail.com


La exhumación de los restos o el segundo entierro o velorio, Anaajawaa como se dice en Wayuu; consiste en tomar los restos o huesos de la urna, limpiarlos y desplazarlos con los de sus ancestros. Este rito se hace aproximadamente una década  después de su fallecimiento o antes cuando el difunto se comunique a través de un sueño con algún familiar o allegado e indique que está listo  para su segundo y definitivo viaje, aunque en pocas veces la carne aún no se ha desprendido del tejido óseo y debe ser nuevamente sepultado, después de unos años más, nuevamente será exhumado, si aún persiste la rigidez después de más de cincuenta años, el cadáver se declarará momia, entonces se realizará la final despedida. 

Por lo general el Wayuu al morir, puede ser sepultado en el lugar que escojan sus hijos o su esposa, pero debe ser con consentimientos del clan de la familia a quien pertenece el fallecido, este acto sería la primera sepultura, y es llamado; cementerio de paso. Esto es permitido por los Wayuu, ya que el difunto podría estar casado con una persona ajena a su casta o que está sea arijuna (no sea Wayuu) y quieran sepultarlo en otro lugar. Cuando se decide exhumar, la familia tiene la potestad de llevarlos a la tierra natal del fallecido.

El segundo entierro se realiza en el cementerio; cada casta tiene su cementerio propio en donde hay varias enramadas al rededor, cada una con su cocina provisional, estilo campamento, se cocina con leña al estilo Robinson Cruzeo, es decir con calderos y ollas sobres topias. En las enramadas se cuelgan los chinchorros para pasar los días que ha de durar el ritual.

Por lo regular el ritual es llevado a cabo en el mes de enero, ya que ha pasado el invierno, los animales que serán sacrificados estarán gordos, de igual manera las cosechas estarán en su mejor estado. 

El protocolo de la exhumación se hará antes de la salida solar, se escogerá la madrugada para su ejecución.  Este acto es realizado por un familiar muy allegado, quien debe prepararse desde el día anterior con una dieta líquida, con mazamorra, chicha o sopa, no pueden comer carnes rojas. Se puede escoger una persona de cualquier sexo, pero del mismo clan, generalmente mujeres jóvenes, que no tengan esposo e hijos; ya que luego de tomar los restos debe guardarse por aquello de la contaminación de su cuerpo generado por el contacto con los restos y no podrían tener relaciones sexuales, ni contacto físico con otras personas; para rascarse utilizan una varita, se evita tocarse con las manos. Con el pasar de los años esto ha cambiado, porque hoy en día se utilizan guantes.  

Una vez terminada la exhumación, los restos se colocan en un cofre y se llevarán a un altar improvisado debajo de una enramada por los siguientes dos días. Al segundo día, se realiza una ceremonia y se traslada a una tumba construida para esa ocasión.

Quien exhumó los restos, se le canta toda la noche y no se le deja dormir para evitar que sea molestada por el espíritu.

Se reparte comida y bebida a la familia, a los presentes y a los invitados. Las mujeres lloran como si el cuerpo estuviera presente y así se despiden una vez más y para siempre de aquel ser querido que dejó un legado en ellos y jamás será olvidado. A partir de allí, inicia el viaje, al lugar sagrado, donde descasan los muertos, llamado Jepira.