Todo aquel que ha vivido las emociones del futbol, jamás se le ha escapado el nombre de pelé como gran rey del balompié mundial. El mundo del deporte se encuentra hoy consternado por la desaparecida del astro brasilero.
Los que conocen el futbol y han vivido adosado a este deporte, aseguran que Pelé no solo fue rey, sino el rey de reyes del futbol, quienes lo llaman de esta manera ha aplicado la lógica del deporte, Pelé, de cuatro mundiales que estuvo se hizo campeón en tres, es decir que logró las dos terceras partes de su objetivo, ningún astro del futbol ha logrado igualarlo ni superarlo. Maradona que fue un gran astro de este deporte, ganó solo ser campeón una sola vez de igual manera Messi, quien, a pesar de encontrarse altivo, los años no alcanzarán para superar las hazañas del astro brasilero.
Rey murió víctima de un cáncer de colon que el pasado 29 de noviembre lo llevó a la clínica Albert Einstein. Se luchó por su vida hasta llegar a completar un mes, pero Dios necesitaba un rey en su reino y nos quitó nuestro rey del futbol.
Edson Arantes do Nascimento, Pelé, había sido operado en septiembre del 2021 y hospitalizado nuevamente a un mes de su muerte, había nació el 23 de octubre de 1940 en Minas Gerais, Brasil. Debutó en el primer equipo del Santos a los 15 años. Un año después, comenzó a ser convocado por la selección brasileña, a los 17 años ya era campeón mundial, este récord es otro de las hazañas en la que nadie de las leyendas de este deporte ha llegado a superar.
Hace 54 años, la federación colombiana de futbol invitó al equipo Santos del Brasil a un encuentro amistoso con la selección Colombia que se alistaba para los Juegos Olímpicos de México 1968, la noche del miércoles 17 de julio de 1968, tuvo lugar uno de los hechos más insólitos en la historia del fútbol. El protagonista del acontecimiento fue el árbitro colombiano Guillermo “Chato” Velásquez, y el principal actor del reparto de aquel momento inusual fue el entonces rey del balompié mundial, Edson Arantes do Nascimento “Pelé”. El escenario fue el estadio Nemesio Camacho El Campín de Bogotá, con más de 50.000 espectadores que acudieron a presenciar un partido amistoso de lujo. El Santos del Brasil, encabezado por su máxima estrella, contra la selección Colombia.
La expectativa del juego despertó un singular entusiasmo entre los aficionados. “Pelé” llegó procedente de Nueva York, y tanto los periodistas como los directivos y el público no le perdieron pisada en la antesala del compromiso. En aquella época, “Pelé” ya había sido campeón mundial de Suecia 1958 y Chile 1962, pero además su equipo Santos había obtenido la Copa Libertadores de América y la Intercontinental de clubes. De cualquier manera, para los seguidores del fútbol en Bogotá era un privilegio acudir al estadio a ver al rey de la pelota y de paso examinar el nivel del combinado nacional de cara a los Olímpicos.
A los primeros 4 minutos de juego el equipo de Pelé ya estaba en ventaja, dos minutos después la selección colombiana logró el empate con gol del samario Alfredo Arango. Minutos más tarde en un avance del Santos, supuestamente se produjo un penalti, el rey pelé comenzó a gritar “penalti, penalti”, el chato no solo hizo caso omiso a los reclamos del astro del futbol, sino que lo expulsó de la cancha.
Los jugadores del Santos se le fueron encima al “Chato” y empezaron a agredirlo. Hasta los suplentes del equipo se sumaron a los golpes. Y mientras el árbitro se defendía de sus agresores, el público empezó a protestar por la expulsión de “Pelé”, y a pedir que regresara a la cancha porque habían pagado muy cara la boleta y la razón de hacerlo había sido ver al entonces mejor futbolista del mundo. Lo increíble de la historia es que el juez, visiblemente afectado por los golpes, tuvo que salir del encuentro rumbo a un centro asistencial. En su remplazo asumió la conducción del partido el juez Omar Delgado, quien después de consultar, incluso al “Chato”, determinó que “Pelé” regresara al campo de juego.
Fue un caso histórico en el futbol que le dio la vuelta al mundo, al final fue el árbitro quien debió irse de la cancha y el rey siguió reinando en la cancha.
Hoy, “el rey ha muerto que viva el rey”