Caminante: no hay camino…

Columnas de Opinión
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Escrito por:

José Vanegas Mejía

José Vanegas Mejía

Columna: Acotaciones de los Viernes

e-mail: jose.vanegasmejia@yahoo.es



*Muy pocos poetas representan con tanta altura a la España del siglo XX como Antonio Machado. Por eso no es necesario esperar un aniversario más de su nacimiento o de su muerte para destacar la trayectoria literaria y cultural de este representante de la Generación del 98.




Don Antonio nació el 26 de julio de 1875 en Sevilla. ¡Cuántas veces hemos escuchado frases o versos famosos sin saber quiénes son sus autores! Y los repetimos como si pertenecieran al repertorio popular, sin agradecer a los creadores de tales expresiones el haber aportado esos textos a nuestro léxico cotidiano. No se menciona, por ejemplo, el nombre del escritor y poeta autor de “Cantares”, una de cuyas estrofas dice: “Caminante, son tus huellas / el camino y nada más; / caminante, no hay camino, / se hace camino al andar. / Al andar se hace camino / y al volver la vista atrás / se ve la senda que nunca / se ha de volver a pisar. / Caminante, no hay camino, / sino estelas en la mar”. Pues estos versos son de Antonio Machado.

     Este poeta y su hermano Manuel descollaron al mismo tiempo en las letras castellanas. Ambos se sitúan en el modernismo literario, aunque Antonio pasó a la historia como insigne representante de la Generación del 98. Vivió en Madrid. Sus primeros escritos en prosa aparecieron en 1893 pero sus versos iniciales se publicaron en 1901. En París se relacionó con Rubén Darío y fueron grandes amigos. Por esa época conoció a Unamuno (1864-1936), a Valle-Inclán (1866-1936) y a otros escritores que tenían en común una posición crítica frente a la situación política y militar de España a raíz de la pérdida de sus últimas colonias en ultramar. Fueron ellos, pues, integrantes de la conocida ‘Generación’. 

     Antonio escribió teatro con su hermano Manuel, un año mayor que él. Entre ambos compusieron las obras dramáticas “La Lola se va a los puertos” (1929) y “La duquesa de Benamejí” (1931). Mucho antes, en 1903, el poeta había publicado los poemas de “Soledades”. En 1917 aparecieron “Páginas escogidas” y la primera edición de “Poesías completas”. También escribió, por esos años, las obras en prosa “Abel Martín” y “Juan de Mairena”.

     A raíz de la Guerra civil española, Antonio Machado se vio obligado a buscar el exilio. Para su fortuna, el poeta Rafael Alberti le rogó que abandonara Madrid, pues la persecución a los intelectuales era implacable: ya habían asesinado a Federico García Lorca. Fue un difícil y penoso éxodo el de don Antonio. Solo alcanzó a llegar a Colliure, pueblo pesquero situado a treinta kilómetros de la frontera con España. Falto de recursos, el poeta ofreció pagar su hospedaje con un poema, si la dueña de la posada se lo recibía. Ese viaje hacia el exilio parece confirmar su pensamiento premonitorio, consignado en los versos arriba citados: “[…] y al volver la vista atrás / se ve la senda que nunca / se ha de volver a pisar”.

     Colliure, por ser el punto final del periplo vital de Machado, merece unas líneas en esta breve reseña literaria. En la pintoresca comuna del departamento Pirineos Orientales, en el Mediterráneo, el máximo exponente del flauvismo pictórico, Henri Matisse (1869-1954) pintó, en compañía de su amigo André Derain, alrededor de trescientas obras en un solo verano. Era acogedor este lugar paradisíaco; pero el poeta no estaba en plan de turismo. Falleció el 22 de febrero de 1939, al mes de haber salido de Barcelona.   

     Antonio Machado perteneció a la Real Academia Española. Ejerció la docencia en Soria y Segovia. Sus versos han sido recogidos por el cantautor español Joan Manuel Serrat y gracias a este famoso compositor, las nuevas generaciones han podido establecer contacto con el escritor que con mayor fervor expresó el sentimiento de nostalgia frente al desmoronamiento del poderío militar y económico de España a finales del siglo XIX. De igual manera, rechazó el despotismo de Francisco Franco durante la Guerra civil española. Su obra “Campos de Castilla” (1912) es un reflejo de su amor a lo nacional, a esas tierras cantadas también por Azorín (1873-1967), Pio Baroja (1872-1956), Ramiro de Maeztu (1874-1936) y por otros autores españoles que integraron la llamada Generación del 98.