Neurociencias y fútbol

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Hernando Pacific Gnecco

Hernando Pacific Gnecco

Columna: Coloquios y Apostillas

e-mail: hernando_pacific@hotmail.com



Es un hecho: las neurociencias irrumpieron en el deporte para quedarse, y el fútbol no es ajeno a ellas. Lenguaje, afecto, comportamiento, mercadeo, genética o fisiología se han comprometido en el análisis de múltiples aspectos neurológicos de los deportistas y proponen diferentes enfoques orientados a mejorar sus resultados.

El fútbol evoluciona constantemente. Desde los primeros sistemas tácticos hasta las neurociencias aplicadas al deporte, pasando por los cambios constantes en balones, uniformes, botines, preparación, estadios y muchísimos otros aspectos, los progresos obtenidos poco tienen que ver con el primigenio deporte. Privilegiados con capacidades superiores como Lionel Messi, Cristiano Ronaldo y Radamel Falcao (por mencionar a tres futbolistas excepcionales) son escasos; hacen parte de la élite de las más recientes épocas del balompié. En el ocaso de sus carreras acompañan en su empíreo lugar a genios históricos como Pelé, Maradona, Di Estéfano, Puskas, Yashin, Meazza, Beckenbauer, Buffon, Cruyff, y muchos otros. Tampoco la lista es infinita.

Tomemos a Messi como ejemplo. Sus habilidades y destrezas se han analizado considerando su talento innato, y sus condiciones físicas y técnicas; corresponde concebir como trabaja su sistema nervioso. Según el neuropsicólogo Joan Forns, combina múltiples capacidades cognitivas: planificación, coordinación, secuenciación, flexibilidad y anticipo. Su agilidad mental procesa información visoespacial a velocidades vertiginosas; sus dos hemisferios están sincronizados, combinando el pensamiento racional con la creatividad y la intuición. En 2017, el Instituto Nacional de Educación Física de Cataluña concluyó que Messi posee una elevada inteligencia motriz reflejada en la automatización de sus movimientos. Su potencia física, menor estatura, bajo centro de gravedad, capacidad de aceleración y sus repentinas fintas le permiten elaborar jugadas impensadas. Posee una actividad neuronal superior; procesa a velocidades mayores a las normales, lo que le permite “ver el juego en cámara lenta y actuar en cámara rápida”. En 2013, el Journal of Sports and Exercise Psycology publicó un estudio según el cual el cerebro de Messi es más activo que el de los demás jugadores. Lo califican de superdotado.

Cuando Messi no está corriendo, igual que un felino desarrolla con su visión periférica un mapa mental del momento y probables cambios; el lugar de compañeros y rivales, si están o no en posición correcta, los posibles espacios que dejan y la posibilidad de actuar conforme a ello. Al entrar en acción, su lóbulo parietal, seguramente hipertrofiado, entrenado y afinado, calcula a velocidades fantásticas el sitio y el momento en el que recibirá un pase de un compañero o capturará un balón suelto o mal pasado por un contrario, el instante de iniciar un ataque, los ritmos de la jugada, la velocidad, las pausas y frenos para descontar rivales, así como el sitio exacto, la velocidad y el momento en el que recibirá un pase de un pivote. Su lóbulo frontal, apoyado en los núcleos basales, se activa para tomar la decisión final: un dribling, un lanzamiento a portería, o un pase al compañero mejor colocado. Elude rivales en espacios mínimos y en milisegundos, manteniendo el equilibrio con su cerebelo sincronizado impecablemente a su aparto motor. Si el cerebro humano es una especie de computador que toma decisiones basado en algoritmos, este jugador tiene un formidable procesador de numerosos núcleos trabajando simultánea y sincronizadamente con celeridad inigualable y quizás inalcanzable, apoyado en un software prodigioso y un hardware completo y potente.

Dilucidar los mecanismos intrínsecos que le permiten a Messi tomar una determinada decisión es complicadísimo. Hace ya varios años, Leonor Gallardo y Juan Carlos Cubeiro intentan comprender las claves de su éxito; en su libro “Las claves del éxito de Messi, Falcao y Cristiano”, afirman que detrás de esa superioridad están los coachs personificados en una figura referente y guías que explotaron sus cualidades. La autoconfianza juega papel fundamental. Pep Guardiola fue el entrenador que potenció las cualidades futbolísticas y mentales del argentino. Habiendo roto innumerables récords, habiéndolo ganado casi todo, solo le resta obtener un Mundial ¿Alzará este año la Copa Mundial?