Es innegable, sí estamos viviendo un cambio histórico y entre más análisis se hacen es más evidente este quiebre en la vida de Colombia. En una sociedad dominada por un sector de derecha durante tantos años especialmente en las últimas dos décadas, la sorpresa de la vida para estos sectores es que aquellos que Francia Marquez sacó a la luz en este país, los nadie, ahora para muchos analistas explican el triunfo de Petro. La votación mayor de nuestra historia se consiguió gracias a esta voluntad, eso sí contra viento y marea, de una población que reconoció que era su momento. Le creyeron a la campaña, sin duda.
Ese esfuerzo lo hicieron los nadie, esos sectores marginados a los que el país ha desconocido por décadas si no durante siglos. Y gracias a ellos a su compromiso con buscar la realización de un sueño, se dio gran parte del triunfo del hoy presidente electo. Esto no lo puede olvidar el gobierno que se posesionará el 7 de agosto y entonces se confirmaría que los nadie se volvieron los alguien. Este es el nuevo país en el cual la inclusión no solo será de aquellos que estarán en la oposición sino de la población que creyó que la historia de este país excluyente nunca les daría la posibilidad de jugar un papel crucial en un cambio histórico.
Llegó entonces la necesidad del compromiso ineludible del próximo gobierno gracias al cual por fin la igualdad de oportunidades se convierta ineludiblemente en una meta. Por lo que Francia Marquez representa, por lo que ha motivado a Gustavo Petro a levantarse cada vez que se da un golpe, no es posible postergar más ese compromiso de lograr enfrentar con decisión la inclusión de todos. Esa responsabilidad tendrá que convertirse en una verdadera realidad. Los nadie son hoy los alguien. Y no pueden dejar de serlo.