Bestias mitológicas

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Hernando Pacific Gnecco

Hernando Pacific Gnecco

Columna: Coloquios y Apostillas

e-mail: hernando_pacific@hotmail.com



 Durante el medievo nadie dudaba de su existencia; inclusive, todavía algunas personas creen en ellos. Había híbridos imaginarios que muchos aseguraban haber visto o tocado. Las leyendas que venían de Oriente se sumaban a las creencias occidentales acerca de criaturas sobrenaturales producto del paganismo grecorromano: hadas, elfos, unicornios, sirenas, tritones, dragones, quimeras y otros fabulosos especímenes. El bestiario de Aberdeen recopiló toda una colección de seres mitológicos.

Los monstruos más representativos desde tiempos ancestrales son, sin duda alguna, los dragones. En el Lejano Oriente se consideraban criaturas primigenias del Universo y eran venerados como símbolos de buena fortuna; en el Medio Oriente y Europa eran seres malignos. En la mitología babilónica Tiamat representaba simultáneamente la creación y la destrucción. A Quetzalcóatl, la serpiente emplumada de la antigua Mesoamérica (Kukulkán para los mayas), se le tenía por creador del mundo y la humanidad. Pero las serpientes tienen colmillos, no dientes; realmente, su figura semeja la de un dragón oriental. Un dragón blanco, quizás; por eso, a Hernán Cortés le dieron trato de enviado divino, como al mismísimo Quetzalcóatl.

Los dragones tienen forma de serpiente, alas de murciélago, garras de león y lanza fuego por la boca. La palabra griega “drákon” traduce serpiente. Representan lucha y fuerza, y mantienen el orden del universo desde su origen. Benévolas o malvadas, esas criaturas se comportaban según el trato que recibían. A los bebés de hogares bondadosos los premiaban, pero les prodigaban taras si eran ofendidas; así, cojera, ceguera o tartamudez eran producidas por estos fantásticos seres. Pero los bichos mitológicos también tenían propiedades mágicas. A precio de oro, el cuerno del unicornio tenía poderes curativos, era elíxir de longevidad o antídoto contra venenos subrepticios. Realmente eran colmillos de morsa o narval, comercializados por los escandinavos.

China es tierra de dragones; su mitología fue adoptada por Japón, Corea, Vietnam y otros países asiáticos; la bandera de Bután exhibe un dragón. Estos animales mitológicos simbolizan el dominio imperial; habitaban en lejanas aguas y cuidaban tesoros. Son parte de las festividades tanto en el Chinatown de Nueva York como en la Fiesta del Barco del Dragón en el Río Yangtsé, celebrada el quinto día del quinto mes lunar. Fafner, el dragón del Cantar de los Nibelungos representa la avaricia. La saga de Harry Potter es pródiga en criaturas mágicas; el centauro Firenze, el dragón amigo Norberto, un troll, Fluffy, el elfo Dobby…

La City de Londres exhibe dos dragones rampantes flanqueando al escudo con la Cruz de San Jorge, la misma de la bandera londinense y la inglesa, junto con la espada del santo. La Casa Batlló de Gaudí, Barcelona, evoca esa leyenda: las tejas son las escamas del dragón, sobresale la espada del santo y los balcones semejan las calaveras de las víctimas del monstruo. La flor del balcón superior insinúa a la princesa, las columnas en forma de huesos corresponden al costillar y los remates de la escalera aluden a la cola del animal.

El Leviatán del Génesis, esa bestia marina, es un dragón. Isaías, Job y los Salmos lo mencionan. De la boca del fabuloso animal sale fuego, y humo de sus narices; su aliento enciende carbones, dice Job. San Jorge vence a un dragón liberando del yugo de la bestia a una ciudad o un reino. Hoy es patrón de Inglaterra, Portugal, Bulgaria, Ucrania, Georgia o Etiopía. En el Palacio de la Generalitat de Catalunya aparece una escultura de San Jorge y el dragón; en su homenaje, cada 23 de abril se celebra el día de Sant Jordi. Tradicionalmente se obsequian rosas y libros; estos, porque en esa fecha de 1616 fallecieron dos grandes genios de la literatura: Shakespeare y Cervantes. San Jorge es también el patrón de otras ciudades y regiones de España. La mitología celta tiene leyendas con dragones; en la bandera de Gales aparece un dragón.
¿Cuándo desaparecieron los dragones? Johannes Gutenberg y la ilustradora imprenta tienen la respuesta.